Capítulo 28: Incognitas

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Pepe sale del hotel y hay mucha prensa fuera también, salgo empujando a todos para alcanzarlo y una mujer me toma muy fuerte del brazo, tenía los ojos hinchados de tanto llorar.

—Zorra asquerosa —dice escupiéndome en las zapatillas—.

Mis ojos se tornan llorosos, aprieto los dientes y saco mi brazo de su mano, corro hacía Pepe mientras me llegan por la espalda un montón de comentarios de su parte.

—Destruiste una familia, zorra —lo repetía una y otra vez—.

Llego a Pepe, me extiende los brazos para acurrucarme en ellos y olvidar lo que está pasando, pero no lo hago. Camino delante de él, adelantando el paso y a toda prisa.

—¿Por qué vas tan rápido? ¿Qué te pasó? —pregunta perdido—.

Me adelanta un buen y me toma de los hombros bruscamente, me da vuelta y quedamos frente a frente, lo miro a los ojos y doy un paso atrás.

—¿Qué me estas escondiendo? —pregunto a la defensiva—. Primero no quieres que tus padres nos vean, no quieres exponer esto a nadie, pero según tú estás súuuper enamorado…

—A ver, a ver —me interrumpe—. Que no exponga nuestra relación no quiere decir que no te quiero, deja de desconfiar, pareces una maniática, se supone que confias en mí —dice alzando la voz—.

—Eso es, ‘se supone’, pero cada vez me das más motivos para desconfiar de ti, ¿Destruí una familia? —ahora comienzo un sinfín de preguntas—. ¿Por qué no podemos visitar a tus padres? ¿Tan ocupados están? ¿Quién es la chica que recién me llamó ‘‘zorra’’?

—Jodete —me dice cruzando la calle—.

Enredada en tus cintasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora