Me desperté muy extrañada y con ganas de ir al baño, mi madre siempre le da un significado a los sueños y pensé que contárselo a Pepe sería un descanso, así que bajé a una sala de recreación que tiene el hotel, por las noches no hay nadie y Pepe la usa para editar alguna escenas, tiene todo muy desordenado, rollos y rollos de cintas tirados por el piso, trato de tener cuidado y no pisar alguno.
—Me sentía muy agitada —le cuento a Pepe—. No sabía dónde me encontraba, solo estaba sentada en una silla muy antigua, todo el lugar estaba sobrecargado con reliquias y cosas antiguas. De repente aparecías tú, estabas muy asustado y cerrabas todas las puertas, dabas vuelta todos los cuadros y decoraciones, lo más extraño es que no podías verme, no entiendo.
—Qué extraño, pero es solo un sueño —sonríe levemente—. No hay que prestarles mucha atención —le respondo con una sonrisa fingida—.
—Ya, era eso —le digo abriendo la puerta, no quería interrumpirlo—.
Voy saliendo pero Pepe me detiene.
—Quédate un ratito, estamos solos —dice mordiéndose el labio—.
Me atrae desde la cintura hasta el sillón, nos comenzamos a besar muy apasionadamente, nunca teníamos estas instancias para estar completamente solos, pero se dio el momento. Se sienta y yo me subo encima de él, nos besamos sin detenernos y comenzábamos a agitarnos, inconscientemente me movía sobre su entrepierna, podía sentir como de a poco iba creciendo y tomando forma.
—¿Estas incómoda? —pregunta entre besos—.
—No, lo estoy disfrutando —le tomo la cara sonriendo—.
—Yo también —sonríe y sigue besándome—.
Creo que nunca había estado tan cerca de un hombre. Sé que Pepe ya ha estado con otras mujeres, tiene muchísima más experiencia pero siento que va lento solo para no generar mal entendidos. Pongo sus manos en mi trasero y me saco la polera¹, quedando solo en sostenes, no dejo de besarlo. Me toma por la espalda y me acuesta sobre el sillón, puedo sentir como aplastamos todas las cintas, pero al parecer no tienen importancia. Pepe se saca la polera y sigue besándome, pero ahora baja mucho más, de mis labios se va a mi cuello y de mi cuello hasta mis pechos, me entran un poco de nervios pero solo disfruto haciéndole masajes en la cabeza. Se detiene y me mira.
—¿Quieres hacerlo acá? —pregunta inseguro—.
—Me da igual —respondo segura—.
No podemos dejarlo a medias.Pepe me sonríe y va preguntándome todas las sensaciones, llega un momento en que estamos completamente desnudos sobre todas estas cintas, sentirlo entrar era un infierno placentero que ambos disfrutamos, la vergüenza se había ido y cada vez es más intenso, me pierdo en su mirada y Pepe dentro de mí, no lo veo pero si puedo sentirlo.
Volvemos a la primera posición, tengo el control y eso me gusta, subo y bajo a mi manera, observo la mirada de Pepe, perdida entre todas las sensaciones. Terminamos en un gemido mutuo pero silencioso, no olvidamos que es un lugar público, recuerdo nuestro primer acercamiento y lo mucho que me llamó la atención su voz, ahora un orgasmo logra captar mi atención.
¹ polera: remera, blusa, camiseta
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Enredada en tus cintas
FanfictionTini es parte de la intensa vida que tiene una fangirl profesional. El Wi-Fi, el desinteres de sus ídolos por su país y el precio de los libros son sus principales dilemas, pero su vida tomará otro camino al ser parte de todo lo que ella ama, solo f...