Capítulo 9: Bellas Artes

31 7 0
                                    

Hace mucho tiempo no salía con alguien distinto, siempre tengo que despertar unas tres horas antes para estar lista a tiempo, hoy no fue el caso.

—Oye, un chico te esta esperando afuera —dice mi madre abriendo las cortinas—.

Tomo mi teléfono y veo la hora: 14:47pm. Mierda, soy tan irresponsable. Me levanto rápido, tomo unas toallas y me meto al baño.

—Pero ¿Y qué le digo? —Me pregunta mi mamá gritando—.

—Que me espere, conversa un rato con el —propongo—.

Trato de hacer la ducha corta, me pongo lo primero que encuentro, pero siempre digna. Bajo rápido y me meto a la cocina por impulso, sentía mucha vergüenza por estar atrasada. Respiro y salgo al living, ahí estaba conversando con mi madre.

—Ay, discúlpame —le doy un abrazo bastante torpe—. Se me paso la hora.

—Se te pasó solo un poco —dice con seriedad, lo miro y no me miraba, me empieza a preocupar la situación, me daba miedo soltarlo y ver más aun su enojo, pero todo se calma con escuchar su risa—. Es broma, no te asustes.

—Maldito, no acostumbro a quedarme dormida —miento descaradamente y mi madre suelta una risa—.

—Te traje esto —Me dice pasándome una pequeña caja—. Dentro de ella hay vida, planta esas semillas y cuídalas mucho, pueden significar el nacimiento de algo, pero también la muerte de aquello.

—Lo intentaré, no conozco la jardinería —digo sinceramente—.

—De eso no te preocupes, puedo venir a ayudarte —le respondo con una sonrisa—. ¿Vamos a nuestro paseo?

La verdad anoche iba a buscar lugares para visitar porque no conozco nada, pero me quedé pegada haciendo test en YouTube, he vivido aquí toda mi vida y solo conozco mi barrio.

—No te voy a mentir morenito, no conozco nada de esta ciudad —lo miro apenada—.

—Tranquila, conozco un lugar que te va a encantar.

Tomamos el metro, conversamos de un montón de cosas, los silencios incomodos no existían junto a él, pero no podía evitar esta sensación de que estoy haciendo algo malo. Cada vez que se me quedaba mirando a los ojos, veía al Seba como una señal de alerta.

—¡Y esto es Bellas artes! —Dice pepe con mucho entusiasmo—.

La verdad es un lugar muy bello, hay personas muy diversas, distintos tipos de pelo, caras, perforaciones, algo que no se ve con multitud en otros lugares. Me lleva a tomar un helado, hay sabores muy extraños, yo solo conozco la cassata de tres sabores con suerte. El pide con gusto uno de apio con menta, lo miro extrañado, sintiendo que es el sabor más extraño del mundo, pero se nota que conoce mucho. Me termino pidiendo una copa de niños.

—Me encanta que seas tan niña para tus cosas —me dice mirándome fijamente—.

—Tu eres muy grande que es diferente, conoces tanto, has viajado por el mundo y recién tienes 20 años —digo admirada—.

—¿Y tú? Tienes 17 y ya eres protagonista de una película.

—Pepe… yo no soy actriz, eso solo fue una equivocación —me sincero—.

—Ya lo sé, tu nombre no estaba anotado en ninguna pauta, pero te vi tan linda que fue mi excusa para conocerte.

Enredada en tus cintasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora