Capítulo 1

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"Libertad"

Mi adolescencia no fue para nada fácil, crecí en una familia rodeada de prejuicios, mentiras y engaños. A medida que el tiempo pasaba, mi cabeza iba asimilando que ese realmente no era mi lugar, me comencé a sentir descolocada, algo no encajaba. Mi mente y cuerpo llegó a tal punto de madurez que decidí de una vez por todas, revelarme y poner en firme mis derechos, mis sentimientos y sueños.

No fueron escuchados...

Siempre fui muy obediente, no lo voy a negar, pero en el momento que sentí mi mejilla arder debido a la fuerte cachetada que mi padre había cargando en mi, sentí que debía poner un alto, nadie,nunca, más en mi vida me volvería a poner una mano encima con intención de lastimarme.

Intenté ser fuerte en ese instante, tuve la valentía de escaparme de la casa en el momento que oportuno y sin que nadie me viera, desaparecí. Se me clavaba un puñal en el pecho a cada paso que daba y más grande se hacía la distancia de aquel lugar que alguna vez había sido mi hogar durante 16 años. Tuve que deja atrás a mi madre , la mujer de mi vida y junto a ella mi hermano menor, mi gran tesoro. Mi padre y hermano mayor nunca me vieron como parte de la familia, siempre me odiaron, supongo..."La única hija mujer y la del medio".

Hoy tengo 29 años, puedo decir que cometí delitos de los que no me arrepiento y que me llevaron a estar encerrada en una prisión. Mi condena fue por 2 años, pero hoy casualmente es mi libertad condicional y con 1 año y medio de sentencia cumplida. He cambiado mucho en estos 13 años, hice amistades que en su momento me salvaron la vida cuando me encontraba desamparada en la calle sin nada y de la cual nunca salí. Aprendí a pelear, a defenderme, tuve que robar y se lo que es usar un arma, pero jamás me atrevería a quitar una vida. En la calle uno debe aprender a defenderse por su cuenta o de lo contrario estás muerto. La diversión nunca podía faltar en la vida de una delincuente, usualmente solía ir a un bar que quedaba en la esquina de mi casa y pasar la noche con alguna bella chica. Una buena sesión de sexo era lo mejor de estar en libertad. Pero nunca pasé de eso, me da terror enamorarme. ¿Amor?,no lo necesito, además con una vida como la mía estaría siempre en constante peligro. Jamás, ¿Quien estaría con alguien como yo?.

Cierro los ojos por un segundo y la imagen de mi familia viene a mi mente..mi hermano, mi madre ¿Como están? ¿Sabrán que estoy aquí? ¿Estará ella decepcionada de mí? No la culpaba si así fuese. Suspiro, el ruido proveniente de mi celda abriéndose me quita de mis pensamientos.

—Llegó la hora "Del Río", estas libre. Sígueme—dice la oficial a cargo. Trago saliva e inmediatamente sigo sus pasos. 

Me entregan mi única pertenencia que tenía en el momento que llegué aquí, un hermosa pulsera que me había obsequiado mi mamá para mi cumpleaños numero 15. La guardo en mi bolsillo y la puerta de la libertad se abre ante mi encandilandome con todo su esplendor.

—¿Habrá alguien allá afuera esperándome?— susurro nerviosa.

—Ve y compruébalo por ti misma— oigo a la oficial a mi lado. —No quiero verte por aquí nuevamente "Del Río", cuida muy bien tu libertad condicional y intenta arreglar las cosas con tu familia, no te vuelvas a involucrar en cosas turbias. No me gustaría tener que volverte a esposar como aquella vez— me advierte.

Simplemente asiento con una leve sonrisa.

—Cuídate Jazmín— me sonríe.

—Eso intentaré señora— digo con suma sinceridad. Le sonrío y comienzo a caminar lejos de ese lugar, cada vez estoy más cerca de la puerta principal. No logro divisar a nadie   y eso me entristece. Mis pasos se hacen más rápidos. Suspiro profundamente inhalando el aire libre al llegar,miro a los lados y nada parece cambiar. Estoy dispuesta a emprender viaje hasta que oigo una voz muy cerca de mi que me hace voltear con rapidez.

Amores Peligrosos FLOZMINDonde viven las historias. Descúbrelo ahora