Capítulo 22

956 95 6
                                    


"Miedos"

Jazmín

El picaporte de la puerta se movía frenéticamente de arriba hacia abajo y a cada vez parecían querer ejercer más presión sobre él con intención de abrir la puerta. Me coloque detrás de esta y tome el arma en mi mano, ya en la posición correcta para contratacar en cuanto entraran.

En el momento que la puerta se abre un hombre desconocido a primera vista, da un paso dentro de la casa con sutileza, lo observo detenidamente y aprovecho que desconoce que estoy allí para lanzarme sobre él y descubrir quien es y que hacía en mi casa.

Entre cambio de movimiento intercambiamos miradas por unos segundos. Retraje mi pierna hacia mi y luego descargué un golpe hábil y seco sobre su pecho provocando que este cayera hacia atrás derecho al suelo. El arma se había caído de mis manos, pero logre verla a unos pasos de mí, en cuanto intente agarrarla, el me alcanzo a tomar del pie logrando que tropezara.

—Maldito! — me tenia sujeta con ambas manos del pie sin lograr que me moviera. Estire la mano lo más que pude y logre tomar el arma. Me voltee y le apunte al sujeto que instantáneamente me soltó. En un rápido movimiento me levante del suelo y este hizo sin dejar de yo apuntarle.

—¿Quién eres y que haces aquí? — dije con seriedad tensando la mandíbula. Un ardor pronunciado se dispersa por el largo de mi brazo donde anteriormente me habían disparado. «Mierda», maldije al observar de reojo que la herida había comenzado a sangrar.

—No vas a decir nada!?— exclame volviendo mi atención al intruso.

—No tengo nada que decir...— parece muy confiado.

—Veo que no tienes miedo de morir, créeme que tampoco tengo miedo de dispararte. ¡¿Quién eres mierda?!— avanzo hacia el amenazante insistiendo a que responda mis preguntas.

—Me han contado mucho de ti...—

—¿Tu que sabes de mí?, ¿Quién te envía? —

Este tipo me estaba incomodando. Sin tanto sabia de mi como dice no debe ser algo bueno que aparezca así de la nada. «¿Sera que Ignazio ya descubrió donde estoy?»

—¿Recuerdas a Sara? —

Frunzo el ceño acercándome más hacia él.

—¿Cómo la conoces? —

—Le encantara volver a verte— me sonríe.

«¿Qué?, ¿será que ella estaba aquí?»

Alguien carraspea a mis espaldas y entonces la veo.

Venia acompañada de un chico moreno quien si mal no recuerdo era su hermano, se veía diferente pero sus facciones se mantenían intactas. En cambio, ella, con su pelo rubio y ojos celeste, esa sonrisa que una vez tan feliz me hizo, estaba frente a mi observándome con emoción.

—¿Sara...? — dije atontada. — ¿Cómo...? —

En cuanto quise acordar sus brazos estaban alrededor de mí, abrazándome con fuerza. No respondí, recordé como ella me había traicionado con un hombre hace unos cuantos años atrás, yo apenas entraba en un mundo complicado, lo que sentí por Sara nunca fue amor, sino obsesión, deseo y posesión yo era feliz así, o al menos eso creía. Era todo lo que necesitaba, no había tiempo ni interés para enamorarme.

No se compara con lo que siento por Florencia en estos momentos, ella es mía si, forma parte de mi vida y lo será por siempre. Pero la amo y estoy segura de ello, moriría por ella, estoy entregada completamente a hacerla feliz, esa es mi razón de vivir.

Amores Peligrosos FLOZMINDonde viven las historias. Descúbrelo ahora