Capítulo 2

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"El Reencuentro"

Reencontrarme con mi familia después de varios años parecía ser todo un desafío. Mi hermano estacionó el auto frente a la fachada de la casa, mi corazón se aceleró a una velocidad inexplicable, no podía creer que me encontraba nuevamente allí. Muchos recuerdos empezaron a cruzarse por mi mente en ese momento. Salimos del vehículo, observé y observe varias veces mi alrededor. Todo se encontraba igual que la última vez, la decoración, el césped limpio y sumamente prolijo, mi madre sin duda tenía gran gusto para estas cosas.

—¿Estás bien?— pregunta preocupado mi hermano.

Asentí silenciosa. Caminamos a la par hasta la puerta principal, se adelantó unos pasos para abrirme la puerta.

—Bienvenida Jaz— susurra hacia mi con una enorme sonrisa dejándome paso para entrar. Lo primero que vi fue la gran sala dándome la bienvenida, la espaciosa escalera justo en el centro, brillante con ese aroma a madera que tanto le caracterizaba, estaba feliz, por primera vez después de tanto tiempo me sentía contenta de estar allí.

—¿Que tal? Todo bien?— pregunta con curiosidad.

—Si, muy bien. Todo parece idéntico a mis recuerdos, no han hechos grandes cambios por lo que veo— suspiro.

—No, mamá logró mantener el estilo de siempre. Le recordaba mucho a ti— dice sincero.

Asiento

—¿Y donde esta ella ahora?— pregunto con sumo interés.

—Aquí— la voz de una mujer resuena desde la cocina. Dirijo la mirada en esa dirección y mis piernas comienza a fallar.

—¿Ma-mamá?— murmuró con dificultad.

—Bienvenida pequeña— abre sus brazos.

Un tanto más vieja, sin dudas que 13 años es bastante tiempo, pero aún conservaba su belleza y eso ojos esmeralda que tuve la fortuna de heredar. Como ha una niña pequeña corrí a sus brazos sin importarme nada, tal vez esté avergonzada de mi y con toda la razón del mundo, no podía culparla. Pero el hecho de tenerla frente a mí me hacía sentir débil, muy débil.

—Perdóname, por favor perdóname— susurro suplicante derramando ciento de lágrimas.

—Shh..tranquila, vamos a hablar mas tarde, me gustaría que tengamos una charla de madre he hija luego. Ahora quiero que te des una ducha, te cambies de ropa y descanses,si?—

Cierro los ojos escondiéndome entre mis manos.

—Estela, por favor acompaña a mi hija a su habitación. Ve Jazmín hablamos mas tarde—

La empleada llega a mi lado y espera, asiento y juntas comenzamos a caminar hasta mi habitación.

—Cualquier cosa que necesite no dude en llamarme, en el armario hay varias prendas que la señora envió a comprar para usted, me alegra que esté de vuelta señorita—

Niego sonriendo.

—Por favor llámame Jazmín, no me interesan los formalismos— dije firme.

—Esta bien, eso haré, permiso— se retira.

Una vez a sola en la habitación me quede observando las cuatro paredes que me habían visto crecer, muchas de las cosas permanecían en sus lugares rw, cuadros, mi guitarra, libros, mi viejo computador. Todo estaba allí. Era increíble haber vuelto, tanta nostalgia acumulada... Como mi madre dijo, tome una ducha refrescante, se sentía placentero el contacto con el agua caliente, en la prisión sólo utilizamos agua fría. Luego de 15 minutos salí de la ducha, me acerque al espejo y me vi, admire mi figura de pies a cabeza, nunca había tenido la oportunidad de hacerlo con tiempo y sin prisa. Perdí mucho peso en prisión eso lo note al instante, debería reponerme y comenzar a entrenar otra vez. Me cubri con una toalla, me acerqué al placard y tome una muda de ropa al azar, una vez lista comencé a impacientarme, los minutos pasaban pero no conseguía animarme a salir de la habitación y enfrentar a mi madre una vez que el shock del momento había pasado, y la verdad tampoco tenías ganas de dormir. Ese instante llamaron a mi puerta y esta se abrió revelando el rostro de mi hermano Lucho.

Amores Peligrosos FLOZMINDonde viven las historias. Descúbrelo ahora