Julieta
Esto es tremendamente divertido, es mucha la adrenalina que siento, el corazón latiendo rápido y más cuando estás al lado de un hombre como Benjamín que tiene una puntería increíble. Estamos en la mitad del juego y un chico del equipo azul está por dispararle a Ben y como yo le cuido la espalda tengo que sacarlo del camino, en un rápido movimiento le doy un tiro en el pecho y otro en la cabeza.
—¡Ben! —le grito porque hay un chico al lado de él— Dispárale.
En un rápido movimiento logra pegarle una patada y luego unos cuantos tiros. Empezamos a correr y subir unos que otros obstáculos, saltamos sobre unos pilares de madera que son el camino hacia la bandera, yo voy detrás de él dándole tiros a quien se nos acerca, Ben sube al lugar de la bandera y de la nada salen unos tipos de ahí, sin dudarlo dos veces subo también y comenzamos a tirotear. Con Benjamín estamos de espaldas, chocamos y quedamos juntos, de esa forma nos protegeríamos mejor, él termina con los de su lado y a mi me queda uno a quien termino por darle dos tiros en el pecho, miro a Benjamín sonriendo, y él a mi y así nos quedamos unos segundos.
De forma muy repentina aparece un tipo y me toma de la cintura, siendo más rápido que el sujeto mi prometido le da un puñetazo en la cara y me suelta, luego le da un tiro, entonces subo y tomo la bandera. Bajo para mostrársela, veo que el tipo este le interpone una pierna para que se caiga y lo hace, pero lo peor no es eso sino que Benjamín ha caído sobre mí.
Su cuerpo es pesado y su respiración agitada me estremece, hace erizar mi piel, sus ojos azules clavados en mis ojos me incomodan. Al darse cuenta de que su cuerpo está sobre el mio se apoya en sus antebrazos para quitarme su peso de encima, su mirada no se aparta de la mía. En cambio mi mirada recorre su cara hasta llegar a sus labios, carnosos, rojos de tanto que se los remoja con la lengua, él parece darse cuenta y su mirada imita a la mia. Nuestras respiraciones se sienten pesadas, no sé si los latidos que escucho son de él o mios. Él va acortando los pocos centímetros, el calor que siento es demasiado para el frío que está haciendo, siento unas sensaciones raras en el estomago, un escalofrío que recorre mi columna vertebral hasta que él termina con los centímetros que nos separaban. Sus labios se mueven al compás junto a los mios, rodeo su cuello con mis brazos para atraerlo más a mi, del uno al diez es un mil este hombre, ni con mi ex novio sentí esto. Mis manos van a su rostro, lo tomo suavemente y cuando se separa me quedo acariciando su mejilla, él sonríe. Sus labios rozan los míos, el tacto es suave y cálido, el olor a menta se mezcla con su perfume. Decido terminar con los centímetros que nos separan, está vez el beso es más demandante que el anterior, ni siquiera la incomodidad de su postura me importa. Mis manos van a su pecho, el cual se siente duro, seguramente de lo mucho que lo trabaja en el gimnasio. Llevando mis manos a su rostro, lo acerco más y lo escucho suspirar.
Nos separamos por falta de oxígeno, sino podría seguir sin interrumpirlo.
—Ganamos bruja —me dice mientras se levanta y me tiende una mano para levantarme. Una vez de pie me sacudo el trasero y luego dirijo mi mirada a él— Dios, no sé si esto este bien pero no puedo más.
—¿Qué... —me veo interrumpida por unos labios que atrapan rápidamente mi boca para besarme, rodea mi cintura con sus manos y yo le correspondo el beso colocando mis brazos alrededor de su cuello. Acaricio su pelo mientras me besa, él me atrae más hacia su cuerpo, sus manos viajan desde mi cintura hasta mis caderas y ahí las deja, no puedo evitar reír ante eso. Él parece notarlo porque también sonríe. Se separa de mi acariciando mi mejilla y mirándome dulcemente.
—Eres buena en este juego ¿te lo han dicho? —pregunta aún acariciando mi mejilla.
—Sí, muchas veces —bromeo.
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El acuerdo © |TERMINADA|
RomanceToda mujer sueña con su principe azul montado en su caballo, con su espada, escudo y ser rescatada del villano, luego casarse y vivir felices por siempre . Pero... Mi vida no fué asi. A mis 22 años de edad me dí cuenta que eso era mentira. Yo cre...