Benjamín
La luz que entra por la ventana hace que abra lentamente los ojos y me encuentre con una mujer a mi lado, es hermosa hasta cuando duerme. Me levanto de la cama y bajo a buscar un desayuno para los dos, el cual consiste de dos cafés, jugo fresco de naranja y dos pedazos de pastel de chocolate que hizo la madre de ella. Regreso a la recamara con nuestros desayunos.
—¡Arriba! —grito para que despierte.
—¿Qué? ¿Qué pasó? ¿Quién murió? —despierta rápido mirando a todos lados.
—Tranquila —digo mientras camino lento para que no caiga todo al piso.
—Me asustaste, no estoy acostumbrada a que me despierten así —dice refregando sus ojos.
—Acostúmbrate —me ve con mala cara pero la cambia inmediatamente en cuanto ve lo que traigo en mano.
—Que lindo, trajiste el deyuno a la cama, eres el mejor —hago un ademán con la mano restándole importancia.
—Bien, aquí tienes tu café y todo ésto —dejo la bandeja sobre la cama y me siento en frente de ella para desayunar.
—Gracias —sonríe dulce.
—Te lo debía.
—No me debes nada Clark.
El desayuno transcurre con tranquilidad, bromeamos, contamos anécdotas y la verdad es que no puedo negar que la estoy pasando bien. Mi momento de felicidad es interrumpido por el sonido de mí celular, veo la pantalla y es Jack. Disculpándome de ella salgo de la habitación para poder hablar.
—Hola Gitano.
—Hola Jack ¿qué se te ofrece?
—Esta noche en el bar Mukades a las doce. Compartirás show con alguien más —Mukades es un bar de Brasil que pertenece a un amigo de Jack.
—¿Quién es?
—Ya sabrás cuando vengas —supongo que él también está en Brasil.
—Está bien, nos vemos —cuelgo porque sé que no podré sacar información.
Debo inventar algo para que mi prometida no sospeche de ésto. Tengo que pensar en algo bueno. Entro nuevamente a la habitación y veo que limpia el chocolate de su labio, eso me deja embobado mientras la observo.
—¿Ya terminaste? —digo antes de que se de cuenta.
—Sí, tenía hambre.
—¿Con lo de anoche no te bastó?
—No, me cambiaré para ir a comprar ropa o ir a la playa.
Y entonces recuerdo el parque de diversiones, mi dulce venganza ¿Qué creían? ¿Que no me acordaría? Claro que no. Si de venganza se trata...
—Bien, podemos ir a comprar ropa, a la playa y a un lugar sorpresa.
—Perfecto.
Terminamos de cambiarnos y vamos a comprar ropa, que por cierto ha comprado de todo. Si habían diez tiendas, a las diez tiendas ha entrado y de cada una algo compró. Lo bueno es que no se demora. Estuvimos discutiendo como media hora porque ella quería pagar sus cosas, no me hizo poner un solo centavo, y terminó siendo así.
—No puedo creer que hayas comprado todo ésto.
—Yo sí lo creo. Además tú no me dijiste que sería por una semana el viaje y tengo que comprar ropa.
—Está bién. Ahora hay que ir a la playa.
—Okey.
Llegamos a la playa y vamos al agua. No puedo dejar de sonreír, saber que después de aquí iremos al parque de diversiones, la miro y pienso a cuál de todos subiremos primero. Debe asustarse y así yo puedo reírme de ella por un buen rato, así como seguramente ella se ha reído de mi cuando me asustó.
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El acuerdo © |TERMINADA|
RomanceToda mujer sueña con su principe azul montado en su caballo, con su espada, escudo y ser rescatada del villano, luego casarse y vivir felices por siempre . Pero... Mi vida no fué asi. A mis 22 años de edad me dí cuenta que eso era mentira. Yo cre...