El acuerdo © |TERMINADA|

#8 Usted es distintas a las demás

Benjamín

¡Por Dios! que mal me hicieron esas hamburguesas, bueno mejor dicho me hicieron mal las frenadas de golpe y la velocidad. Es buena para conducir pero no se lo diré porque su ego crecerá y se burlará de mi.

Ya es sábado así que me despierto un poco más tarde de lo habitual y me doy una ducha. Luego voy a cámbiame y me coloco mi bóxer negro, pantalón negro de jean y una remera roja cuello v que se me ajusta en los brazos, mi chaqueta de cuero y por último mis zapatillas negras.

Bajo a desayunar y ahí está Rosa con mi desayuno listo. Llego a la sala y le doy un beso en la frente y me sonríe tiernamente.

—Buen día Rosa.

—Buen día mi niño.

—¿Y mí futura esposa dónde está?

—Ella, aún duerme. —sonrío y salgo de la cocina.

—Bueno, ya vengo. —corro hacia las escaleras.

Me vengaré, ayer estuve vomitando y con dolor de panza por esa hamburguesa, ahora se quedará sorda. Llego a su habitacion, aún duerme como oso. Son las 10:00 ¿cómo puede dormir tanto? En fin, me devuelvo a mi habitación y saco un silbato que tengo de la fiesta que asistimos con Dav, una larga historia. Entro a su habitación, me acerco a su oreja pero no tanto y empiezo a silbar a ritmo de canción de cancha y pega un salto de su cama asustada.

—¡Arriba! A despertarse querida esposa. —empiezo a gritar mientras me fulmina con la mirada.

—¿Pero qué carajos haces en mí habitación a estas horas de la mañana? y con un jodido silbato ¿eres tonto o qué? —me grita enojada y vuelve a acostarse. —Sólo vete y déjame dormir, adiós.

Cierra sus ojos, aprovecho eso y cierro la puerta de su habitación, pero aún estoy adentro. Me subo arriba de su cama y comienzo a saltar y a tocar el silbato, sí, aveces suelo ser muy infantil pero no me importa, que se joda por hacerme vomitar.

—¡Ya ya, bájate de la cama Idiota! romperás la cama —grita y se levanta de la cama. —¡Déjame dormir! Estoy cansada. —le lanzo con una almohada y otra y otra. Comienzo a buscar más y no, le he lanzado todas ¡Carajo!

—Bien te despertaste. Ya está listo el desa... —no puedo terminar la frase porque soy interrumpido por una almohada.

—Ahora vete, vete imbécil. —toma una almohada y comienza a pegarme.

¡Oh ésto es guerra! Agarro yo otra más grande que la que tiene ella y empiezo a golpearla con la almohada.

—¿Creíste que te ibas a salvar de lo que me hiciste ayer? —dije pegándole.

—¿Qué? ¿Qué te hice?

—Me hiciste comer esa horrible hamburguesa.

—Bien que te gustó idiota, por poco no te chupas los dedos.

—¿Te afectaron los golpes con la almohada?

—Admite que fue por tu miedo a la velocidad.

—Yo creo que fue que te vi y me dieron ganas de vomitar. No sabía que daba asco ver a una bruja reírse pero lo comprobé anoche.

—Cállate idiota, ahora sal de aqui. Vete. —habla mientras me sigue pegando con la almohada.

—No.

—Idiota —está fatal, está despeinada y enojada. —Infantil.

—¿Yo? no lo creo, sólo quise divertirme un rato ya sabes, golpeandote a ver si te acomodaba un poco tus neuronas. —me mira enojada y cierra sus manos en puños.