Capítulo 7

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Después de escuchar toda la conversación, salí del baño asegurándome de que nadie me veía.

Después de cenar, fuimos a una disco. No sé pero después de escuchar a Anto y Pilar estaba como preocupado y a la vez feliz de saber que Pilar siente algo hacia mí. Pero aún no comprendo porque se aleja cada vez que intento acercarme.

La música retumba en los altavoces, yo me encuentro en sentado en una mesa junto a mi hermana, los demás han ido a bailar.

—Naim siento cortarte el rollo, si quieres ligar llévame a casa.

—¡Venga ya! No estoy interesado en ninguna chica, solo pensaba en Pilar y porqué me rechaza todo el tiempo.— Yasmina empieza a reírse burlándose de mi. Si lo sé no abro la boca.

—Yasmina, dime. ¿Tú debes saber lo qué le ocurre? Las tías os contáis todo.

—Si...pero...en esta ocasión no puedo ayudarte. Me lo confesó como psicóloga no como amiga.

—Mierda. Ya estamos con que no podéis romper el protocolo. Parecéis a los sacerdotes. Venga anda dime algo, sólo una pista. Algo que me ayude a poder entenderla.

—Solo te puedo decir, que tengas mucha paciencia con ella.

—¿Más de la que tengo?

— A ver Naim. Me refiero a que debes ser más cariñoso con ella, trasmitir tu afecto hacia ella y verás como lentamente ella se irá deshaciendo de esa armadura que utiliza para protegerse. Puesto que ha sufrido mucho y le cuesta abrirse de nuevo a la gente.

—Vale me quedado igual. Pero si es ella que anda provocándome, Yasmina aquí uno no es la estatua de Miguel Ángel. Que siento y padezco hermosa.

—De acuerdo, solo te voy a decir que la protegas de un tal Andrés. Y lo siento pero ya no me tires más de lengua.

—Ok. Bueno algo es algo. —Desvio mi mirada hacia Pilar que se encontraba hablando con David y Anto. Se veía tan bien, con esa sonrisa tan resplandeciente, su aire de niña buena y con esa mini falda haciendo esos movimientos tan sensuales hacía que me pusiera a la defensiva viendo con un grupo de niñatos se acercaban a ella.
Mi respiración empezó a ser fuerte, observé cómo ella hablaba con esos tíos sin percatarse de las intenciones de esos niñatos.

Un rato después David y Anto se sentaron con nosotros. Anto se pidió una copa y David otra. Al parecer estos dos se llevaban de maravilla.

—Y Pilar, ¿Dónde está?—Pregunté al no verla en la pista.

—Se ha ido al baño, ahora viene.—Me contesta Anto.

Esa excusa ya me la sabía de memoria. Y cuando un par de niñatos van con dos copas de más hacen lo posible por salirse con las suyas. Sin decir nada me levanté y fui derecho hacia los baños.
Cómo me suponía, escuché la voz de Pilar y al momento no escuché nada.
Sin pensarlo pasé dentro del baño empujando al gilipollas que se encontraba bloqueando la puerta.

—Ey chaval te has equivocado de baño.

Mal momento había elegido para vacilarme. Lo agarré por su jersey alzándole dos palmos del suelo, empujándolo contra la pared. Después golpee la puerta hasta que vi salir a Pilar sola.

—¿Se puede saber qué haces Naim?

—¿Estás bien?—Le pregunté inspeccionando de que nada malo le hubiera ocurrido.

—Si, no me ves tengo todas las piezas en su sitio.

—Entonces este gilipollas que hacía aquí dentro.

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