Capítulo 11

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Tan, pero tan asombrado estaba de ver allí de parada en mitad de mi oficina a Pilar que ni atino  hablar.

—Buenos días soy Pilar...—Ni la dejo que termine. Esto qué es una broma o es que se quiere pasar de listilla conmigo.

—¡Ya sé quién eres! ¿Pero qué diablos haces tú aquí? —Desde luego esta mujer me pone la leche verde.

—Pues haciendo una entrevista para la vacante de secretaria.

— ¿A caso te estás pitorreando de mí querida?

—No. ¿Porqué iba a hacerlo? Yo sólo busco un empleo como cualquier ciudadano que no tenga trabajo.

—Pues no eres auxiliar de enfermería. Se supone que estudiaste geriatría.

—Sí. Pero oye tú has visto  como está el panorama, aquí debido a la crisis debemos de hacer de todo.

—Te lo voy ha decir amablemente. Piérdete de mi vista antes de que acabes con mi paciencia.

—No me voy hasta que no me hagas la entrevista. Para eso te pagan cosita bonita.

No si encima me vacila. ¿Qué me pagan? Acaso no se ha enterado que yo soy el jefe. Estará dormida fijo.

—De acuerdo comencemos.— Si quiere guerra la va tener.

—Buenos días, mi nombre es Pilar García y vengo por la vacante. Aquí tiene mi currículum.—Me hace entrega de una carpeta, la agarro con mi ceño fruncido, mi rostro está serio, mis ojos entreabiertos le lanzan miradas asesinas. Desde luego no puedo disimular lo enfadado que estoy.
Leo con detenimiento su currículum. Me tomo mi tiempo, a rabillo de ojo veo como juega con sus dedos en su regazo. Ahogo una risa. Mírala si está nerviosa.
Mientras tanto yo leo su currículum dejando que los minutos pasen aver si revienta de los nervios.

—Perfecto señorita García. Sobre sanidad veo que ha tiene varios módulos realizados, ha trabajado en distintos lugares. Etc, etc.
Pero esto se trata de un bufete de abogados, no necesitamos una enfermera. ¿Acaso se ha equivocado al leer el letrero?

Me siento relajado, y disfruto viéndola como el rol ha cambiado. Ahora es ella quien me lanza miradas antipáticas, sus puños están cerrados y veo como una pequeña vena  empieza a resaltar en un lado de su sienes.

—Por lo cual debo comunicarle que no estamos interesados. Gracias por haber venido.

—Eres de lo peor. —Aunque quería mantener la compostura, se veía que estaba muy, muy cabreada.

—¿Perdón?

—Como eres así Naim. Joder tío me hace falta el trabajo, no tengo casa, necesito pagar las letras del coche. ¿Es que no lo comprendes?

Encima ¿No?  Ahora va resultar que el malo de la película voy a ser yo.  Rodeo mi escritorio más cabreado que un chimpancé en la feria. La miro directamente a sus ojos, yo desde luego estoy que echo chispas. Alzo mi barbilla de manera que lo que quiero es que me deje en paz y se vaya cuanto antes.

—Sólo te voy a decir una cosa. O te vas en tres minutos o te juro que no respondo de mí mismo porque me tienes hasta el moño con tus tonterías.

—¿Porqué me haces esto? Solo necesito de tú ayuda. Tanto trabajo te cuesta hablar con tú jefe y no sé, hacer cualquier chanchullo para que entre a trabajar. Te prometo por lo más sagrado que yo soy rápida en aprender y no te voy a defraudar.

Resoplo, miro hacia el piso buscando en la alfombra alguna respuesta. En vista que la alfombra no habla, decido actuar.

—Vete, ¡YA! Porque acabas de rebasar toda mi paciencia. Eres insoportable Pilar. Y aunque pudiera meterte a trabajar no lo iba hacer. Así que, te aconsejo que te vayas a buscar en otra parte.

DÉJAME AMARTEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora