Capítulo 39

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En ocasiones pensamos que todo nos va salir mal, que somos humanos y a la vez extrañas personas que no crees que te vaya ha suceder algo bueno en la vida.
Si yo tuviera que hacer un resumen de mi vida, tan sólo podría decir; SOY FELIZ.

La felicidad no solo es sonreír, reír a carcajadas, o tener tus ojos risueños.
La felicidad es la que yo misma he ido construyendo.
Me caído muchas veces, y de igual modo cada golpe me ha dolido menos.
He descubierto cosas en mí misma que ni los mejores científicos hubieran detectado.
Soy yo, Almudena.
La chica que a pesar de tener una pierna amputada ha sobrepasado difíciles situaciones para verme más segura, menos acomplejada y todo se lo debo a Naim.
El supo ver en mí lo que yo trataba de ocultar o más bien lo que tenía guardado.
Mi personalidad. La cual he ido cambiando sin querer, dejándome convencer por los malos pensamientos lo que me han llevado a sentirme hundida.

Y ahora es como si él con un toque de una varita mágica todas esas nubes grises hubieran desaparecido volviéndose de color blanco.
Sonrío mientras paseo abrazada a este maravilloso hombre que tanto ha hecho por mí demostrándome cuanto me ama.

Llevamos meses saliendo y no puedo decir que con él las cosas me vallan mal.
Desde hace semanas comenzamos a vivir juntos.
No hay día que no me alegre de haber tomado esa decisión, lo amo.
Aún no me puedo creer que aquel atractivo hombre que veía desde lejos hoy sea mi novio.
Mi novio. Suspiro esbozando una sonrisa a la vez que apoyo mi cabeza en su hombro.

— Almudena ven el yate nos espera.

— ¿Yate? ¿Desde cuándo tienes tú un yate?

— Me lo ha dejado mi cuñado Alex.

Sonrío para mis adentros, aún puedo recordar cuando Naim me llevó hasta los Ángeles para conocer a su familia.
Fue fascinante cuando vi por primera vez al actor Alexander Arasi.
¡Wuau! Fue una pasada, además de guapo es buena persona, y su hermana se portó estupendamente conmigo, además de conocer a sus sobrinos que son toda una monada.
En general, la familia de Naim son todos encantadores y desde el primer día me han tratado muy bien.
Al igual que mi familia les calló muy bien Naim, de hecho mis padres están realmente contentos con que nuestra relación vaya tan bien que próximamente nos vayamos a casar.

— ¿En qué piensas mi hermosa damisela?

— En todo en general. Desde que te conocí a como pasé de mirarte desde la distancia a tenerte a mi lado. En verdad Naim has cambiado mi vida en todo este tiempo que llevamos juntos.

— Eso es lo que intento, que ha pesar de todo nuestro amor nunca se desgaste. Y...¿Qué opinas de esta sorpresa?

— Es maravilloso montar en un yate y ver el mar, sentir la brisa golpear mi rostro y tú detrás abrazándome.

— Yo no te cambiado la vida Almudena, tú has hecho que lo nuestro funcione, porque yo también puedo decir que has dejado de que te ame a pesar de negarte a sentir el amor en ti.
De lo único que me arrepiento es de no haberte conocido antes. Aún así...Soy feliz de haberme permitido entrar en tu vida y confiar en mí a pesar de ser un...¿mujeriego?

Le doy un pequeño golpe en sus costillas haciendo que se ría a carcajadas. Sin duda su risa me traspasa, sus ojos clavados en mi me atraen hasta él de una manera indiscutible, mi corazón y hasta mi pulso se aceleran nada más rozar sus labios.
Y es cierto que al principio debido a mi trauma no quería que nadie me amase, porque pensaba que daba lástima.
Sin embargo, cuando nos llega la persona adecuada a nuestra vida, nos transformamos sin apenas darnos cuenta.
El tiempo es el encargado de concedernos nuestros sueños, o de llevarnos al fracaso.

En estos momentos me siento otra, es la primera vez desde que me apuntaron mi pierna que estoy en bikini tomando el sol sin preocuparme de nada.
En cierto modo he sacado esa valentía que había creído tener olvidada, ahora visto con ropas cortas, y no me importa que la gente me mire.
Soy afortunada de mi desgracia, porque sigo siendo yo.
Y con el apoyo incondicional de mi familia, amigas y agradezco que Naim siempre me haya dado esa gota de esperanza que tan olvidada tenía.
Ahora sonrío, antes lloraba y me caía. Ahora sé que si me caigo tengo un punto de apoyo donde mi caída no será tan dolorosa.

DÉJAME AMARTEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora