Capítulo 28

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— Te escucho. — Pronuncio despacio observando como Anto busca las palabras sin venirse abajo.

— Naim, no es fácil contarte esto, puesto que es algo de mi vida que no estoy muy orgullosa, aunque en aquel momento no pensaba en nada, salvo en el dinero y en mí misma.
Así me pasó, por mi mala cabeza perdí a mi familia.
Mis padres se divorciaron, mis abuelos murieron y mi hermana llevo años sin hablarnos.

— Anto, todos en algún momento de nuestras vidas hemos pasado por circunstancias nada agradables, otras son provocadas por nuestra mala cabeza al fiarnos de gente que se aprovecha de nuestra ingenuidad.

— Lo sé, y si no quiero que David se entere es porque...— Escucho a Anto con atención toda su historia, jamás hubiera llegado a pesar que hubiera sido capaz de hacer algo similar. Al final de la conversación, ya no puede más y acaba derrumbándose en mis brazos.
Le acaricio su cabello a la vez que ella se desahoga entre sollozos.
Con mimo, le cogí su carita mojada entre mis manos rogándole que se calmarse y hablara con David, puesto que él tenía derecho a saber lo que ocurre.
Su llanto le impedía poder responder, incluso volvió apoyar su cabeza en mi pecho agradeciendo que la escuche y la ayude.
Por supuesto, no estabamos solos, la voz cargada de rencor con su mirada fulminante hizo que Anto y yo nos quedemos observando como David rojo de la misma ira comenzó a sacar sus propias conclusiones.

—David, te pido que te calmes y antes de que sigas pensando lo que no es, escúchanos.

— Que te escuche. Vete a la mierda Naim. Ahora comienzo a entender todo, la repentina preocupación de Anto por tí, el que tú me dijeras que no confiara en ella... Lógico, os entendéis a mis espaldas. Nunca hubiera imaginado que llegarás hacerme algo así, malditos seáis los dos.

— David para, te juro que no es lo que parece. — Intento sujetar a mi furioso amigo al borde de las lágrimas de la misma frustración.
A pesar de mis esfuerzos, son inútiles puesto que él camina hacia su auto dándome pequeños empujones.

Me preocupa demasiado David, entiendo que la escena la cual ha presenciado, puede ser mal interpretada, al parecer él ha pensado lo que no es, y ahora me pregunto qué narices voy hacer yo para covencerlo que entre su novia y yo no hay nada salvo un secreto que debería haberse enterado.

Intento darle alcance sin éxito alguno. David sigue sin querer atender mis explicaciones.
Preocupado, veo como se marcha subido en su auto mientras yo me voy directo hacia Anto que llora abrazada a su bolso.

— Ahora si que la he cagado Naim.

— Dejémosle unos días solo y después habla con él.

— Lo veo muy chungo, no creo que David quiera verme en su vida.

— Como sigamos pensando así no se va caer la moral más abajo del suelo.

— Mis únicos pensamientos van dirigidos hacia el amor que siento por David, y por gilipollas lo he perdido.

— Venga, ahora te acompaño hasta tú casa y después ya veremos.

Después de dejar a Anto en su casa, me marché hacia la mía con la inquietud de haber visto en ese estado a mi amigo.

Y como ya me esperaba, a la mañana siguiente, de nuevo volvimos a enfrentarnos, pero en esta ocasión fue  David quién puso encima de mi mesa su despido. Quería dejar el bufete supuestamente porque yo era un traidor.

Lo miré a sus pupilas cerrando mis puños conteniendo la ira, rodeé mi mesa, me paré delante de él y sin pelos en la lengua empecé a descargar ni veneno contra él.

— Mira David, puedes largarte del bufete si es lo que deseas, pero antes quiero decirte, que entre Anto y yo no habido nada.
Qué clase de amigo me consideras como para afirmar que me acostado con tu novia pedazo de gilipollas.
Mírame, jamás haría algo para lastimarte, eres mi mejor amigo, y por tanto te aconsejo que escuches lo que te tiene que de decir Anto y después si también quieres cortar con ella, eres libre de tomar tu decisión.
Y antes de que abras la boca, te aviso que Anto te quiere.

DÉJAME AMARTEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora