Desde que comencé a trabajar sentí que mi vida iba tomando otro rumbo.
Me centré en mi trabajo poniendo todo de mi parte en ayudar a otras personas que se encuentran pasando por un mal momento de su vida.Hasta el momento no podía pedir más.
Me alquilé una casa para mí sola, tenía varias amigas y de vez en cuando conocía algun tío.
Por supuesto, todo funcionaba como un protocolo.
Lo conoces, le caes bien y cuando llega la hora de la verdad puedo ver en su cara un gesto de espanto de ver a una mujer con una pierda amputada, me daba la sensación como si tuviera cualquier enfermedad rara, la cual le podría contagiar.
Al principio me enfurecía, volvía mi enojo y frustración y de nuevo el comienzo de todo.
A culparme de todo, a odiar hasta el aire que respiro.
Hasta que pude ir comprendiendo, que la sociedad es la que te acepta o no.
Da igual si tienes una pierna amputada, o si estás gorda, o no eres físicamente guapa. Si eres una persona incomprendida y no eres capaz de salir por ti mismo hacia delante, nadie lo hará por ti.Tardé en entender que gracias a mi esfuerzo y mi manera de ser podría ver las cosas desde otra espectativa.
Y si yo soy feliz, es lo que ven los demás, lo que yo transmita es lo que aquellos desconocidos llegarán a pensar de mí.Aunque me estaba costando luchar por alzar mi autoestima, siempre había algo que me la bajaba o me la subía como cuando iba subida en el ascensor para dar comienzo a mi jornada cuando subió conmigo alguien más.
El tío estaba buenísimo, y más con su traje gris, su pelo castaño iba algo despeinado dándole un toque de más pillo y a la vez más sexy.
Me quedé observándolo esperando que el me echara un vistazo, pero nada,sus ojos seguían fijos en la pantalla de su móvil.En fin, el se bajó dos plantas antes que yo, dejándome un olor agradable a su fragancia. Me gustó, no lo voy a negar.
Entonces volví a fijarme en mi pierna, sonreí tímidamente, en el fondo desearía que alguien como el ponga los ojos en mí, pero como hay que ser realistas, no me haré más ilusiones total con la vista también se come y yo debo seguir con mis planes.No pasó muchos días cuando volví a coincidir con él en el ascensor.
No sé porqué pero me dio por pregúntale la hora, como si con eso pudiera atraer su atención.
Cuando se giró y clavó sus ojos en mí, creí haberme quedado pegada al suelo. No sólo era atractivo, también tenía una sonrisa que me derritió al instante.
De nuevo volvió a bajarse dos plantas, exactamente en el bufete de abogados justo donde trabaja mi tía.
Cómo soy así de terca, cuando se me mete algo entre ceja y ceja no paro hasta conseguir mi propósito.Por lo que al día siguiente con la excusa perfecta de ver a mi tía, fui hasta el bufete.
Para mí disgusto no estaba mi tía, en su lugar había una chica joven.
Ella amable se presentó, hablé durante un rato con Pilar hasta que de nuevo la presencia de él nos interrumpió.En ese momento noté un cosquilleo recorrer todo mi cuerpo, me hice a un lado tímidamente para dejar hablar a Pilar con el sexy abogado.
Cual fue mi sorpresa, que pude ser testigo como aquellos dos estaban enamorados a pesar del carácter vacilante de Pilar sobre Naim.
Naim. Esbocé una sonrisa y me marché dejándoles solos.Al menos ya sabía cómo se llamaba, pero...¿de qué me servía?
Suspiré hondo ya montada en el ascensor directa hacia mi trabajo recordando que ojalá encuentre alguien parecido a Naim.
Seguí con mi vida, aunque de vez en cuando Naim y yo chocabamos en el ascensor o en la puerta de entrada del edificio.
Siempre trataba de evitar que me viera, yo prefería ver a Naim desde lejos, era tan perfecto que si intercambia alguna palabra la que sufriría sería yo por hacerme falsas esperanzas.Tuvo que pasar algún tiempo hasta que una noche me llamó mi tía Tomasa.
No me especificó para que me quería, simplemente me dijo que fuera hacia su casa y llevase algún botiquín.
No pregunté por petición de mi tía, aunque las dudas rondaban por mi cabeza.
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DÉJAME AMARTE
RandomHabían pasado cerca de dos años, y al parecer todos los acontecimientos seguían ahí recordándole todos los días de un pasado nada fácil. No había día en que Naim no se culpe por ver a su hermana en una silla de ruedas conformándose con lo que le ha...