Locked ; Rocksan || ASTRO

Ataque.

— ¡Entonces todos los días nos reunimos en el galpón para mis clases de baile! —Habló con emoción— Ahora estamos practicando mi equilibrio.

— Me parece perfecto. —Dongmin sonrió— Me alegra que te lleves bien con Rocky y confíes en él.

Sanha asintió con sus mejillas coloreadas de un suave rosado.

— Hoy hacen el chequeo médico, Sanha. —Dongmin se puso serio— Se hace una vez al mes. Te darán los resultados de los análisis que te hicieron cuando ingresaste, ¿recuerdas?

El menor asintió y desvió la mirada.

— Quiero advertirte que a veces los enfermeros y doctores de aquí son un poco crueles... Pero siempre es por tu bien.

Sanha tragó en seco, un tanto asustado por las palabras de su psicólogo.

— No te preocupes. Haz caso a los profesionales, ¿sí?

— Sí... —Habló con pesadez para luego soltar un suspiro.

— Bueno, es todo por hoy. Ve a descansar un rato antes de que sea la hora de comer.

— De acuerdo, hasta mañana, Dongmin. —Saludó el menor.

Rápidamente Sanha se apresuró en ingresar a su cuarto. Estaba muerto de sueño, puesto que estaba sufriendo un insomnio terrible las últimas noches.

Allí estaba Rocky recostado en la cama de al lado leyendo un libro. Observó cómo Sanha se despojaba de sus prótesis y se ponía su típico pantalón de estar. Su habitación era el único sitio en el que podía andar libre de estas cómodamente.

— ¿Qué harás?

— Intentar dormir pues. —Abrazó su almohada.

— En dos horas es el almuerzo... No te quedes dormido. —Advirtió— Sabes lo puntuales que son.

— ¿Me despiertas si se me pasa la hora? —Hizo cara de cachorrito.

— Mmm, bueno... Descansa, Sanha.

Y así el menor pudo dormir tranquilo, despreocupado por el horario, pues su roomie le avisaría cuando tenga que despertarse.

Cuando lograba dormir luego de una noche en vela, Sanha sentía que había caído literalmente en los brazos de Morfeo.

El tiempo había pasado, así como las páginas del libro de Rocky.

Ya era la hora de almorzar, y siempre tenían apenas una tolerancia de cinco minutos, que era el tiempo aproximado en que todas las personas tardaban en entrar al comedor.

Rocky oyó por el altavoz que las puertas del lugar ya se abrieron. Dirigió su mirada a Sanha, quien estaba plácidamente durmiendo. Le daría lástima despertarlo sabiendo que en la noche no había podido dormir nada, pero a su vez sabía que debía alimentarse.

Se aproximó a este y comenzó a sacudir su hombro.

— Sanha, a almorzar... —Susurró en su oído.

Este simplemente soltó un quejido y se aferró a su almohada.

— Vamos, Sanha. —Elevó un poco el tono de du voz.

— Tsk, déjame dormir... —Habló con voz ronca.

— Tú me pediste que te despierte, anda, ve a llenar tu estómago.

El pelinaranjo hizo caso omiso a las palabras de su roomie, pues el sueño le ganaba.

— ¡Vamos que el comedor está a punto de cerrar y te regañarán nuevamente por no comer!