Locked ; Rocksan || ASTRO

Volemos.

FINAL

Rocky guardó muy rápidamente su equipaje. Antes de irse tenía que buscar a Sanha y despedirse de Rina.

— ¿Dónde estará esta chica? —Susurró mirando al pasillo.

Se dirigió caminando con su maleta en manos hasta el comedor. Por lo visto ya era la hora de la merienda, así que probablemente la encuentre allí. Planeaba simplemente anunciarle su huída y se iría sin más.

Pero se sorprendió al efectivamente encontrarla allí pero con la compañía de Sanha. Ambos estaban riendo.

Por lo visto también habían hecho las pases, y si bien la sonrisa del colorado era un tanto nerviosa y tímida, al menos no era una expresión de susto o tristeza que solía llevar causada por la chica.

— ¿Qué tal todo? —El castaño se acercó sonriente. Tomó a ambos jóvenes desprevenidos.

— Oh, bueno, supongo que ahora ya está todo bien... ¿Verdad, Sanha? —Habló la niña. El mencionado asintió.

— ¡Me alegro mucho! —Aplaudió.

— ¿Y qué hay de ti, Rocky? —Preguntó el pelinaranjo.

— ¡¡Me voy de aquí!! —Gritó con felicidad sin importar que el resto de las personas se giraran a verlo con cierto recelo en sus ojos.

— ¿¡De verdad!? Oh Dios, ¡eso es genial! —Sanha lo miró con su mejor expresión de asombro y felicidad.

Pero por otro lado, la mirada de So Eun estaba perdida en un punto lejano en la pared contraria. Estaba pasando por lo mismo que Rocky pasó cuando Sanha se fue.

Iba a quedarse completamente sola, y ya no tendría quién darle ese amor que tanto necesita y necesitó. Ya no tendría a la única persona que la entendía y aceptó a pesar de todos los errores que había cometido en el último tiempo.

Pero supuso que de cierto modo se lo merecía. Tenía que pagar por todo lo malo que hizo con los niños del pasillo A-11. No todo iba a ser color rosa por más que haya reconocido sus errores. Se sentía culpable, muy mal.

— ¿Rina?

La voz del mayor la sacó de sus pensamientos y lo miró con sus ojos vidriosos.

— Oh, sí, me alegra mucho, Rocky —se levantó de su asiento—. Debo irme a mi cuarto, espero que seas feliz.

Se acercó al castaño, besó su mejilla, y sin volverse a dirigir la mirada, salió corriendo hacia los pasillos del triste hospital.

Rocky la miró irse anonadado, mientras que Sanha se encontraba cabizbajo enredando sus cabellos entre las puntas de sus dedos.

— Vaya... —Susurró.

— Creo que deberías ir a verla. —Se atrevió a decir el menor, pero Rocky negó con su cabeza.

— La quiero mucho, pero ella es una etapa de mi vida que quiero cerrar una vez que abandone este lugar. Y ya es momento de irme.

Sanha asintió y acompañó a Rocky hasta el hall de entrada donde estaban sus padres, quienes al parecer habían terminado el papeleo.

No tenía que despedirse de Dongmin puesto que seguiría yendo a las sesiones con él, así que lo vería seguido.

— Sanha, ellos son mis padres —los presentó—. Papás, él es Sanha. Fue mi compañero de cuarto, pero él también ya salió del hospital.

— Mucho gusto. —Se reverenció el de alta estatura. Los señores le sonrieron.

— Bueno, debo irme, Sanha —le dio un corto abrazo—. ¿Tú qué harás?