Quédate.

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Sanha no había podido dormir debido a las ansias de tener noticias sobre su compañero de cuarto.

A mitad de la noche, volvieron a ingresar a Rocky, quien dormía sobre la camilla. Al parecer lo tuvieron unas cuantas horas en observación.

— Ponlo en su cama y dale alguna manta, que hace frío. —Susurró una enfermera.

Depositaron cuidadosamente a Rocky en su cama y lo cubrieron con una pesada manta, al igual que a Sanha, lo cual agradeció internamente ya que estaba muriendo de frío.

Cuando aquellas personas apagaron las luces y abandonaron la habitación, Sanha bajó cuidadosamente de su cama para subirse a la de Rocky y allí abrazarlo bajo la calidez de las sábanas.

La respiración del mayor ahora es calmada al igual que sus expresiones faciales. Estaba claro que le habían dado más sedantes. Sanha sentía pena por él, y sin darse cuenta, cayó dormido luego de tanto acariciar los cabellos de Rocky.

A la mañana siguiente, el pelinaranjo se despertó asustado al sentir cómo agitaban su hombro. Cuando abrió los ojos y vio a una enfermera, se levantó cuanto antes, pues a estos no les gustaba cuando dormían juntos, varias veces les habían llamado la atención por encontrarlos durmiendo en la misma cama.

Pero ese día fue la excepción. No prestaron atención a que Rocky aún dormía a su lado.

— Prepárate y ven cuanto antes al hall de entrada, ¿sí, Sanha?

El nombrado asintió y acto seguido la enfermera se retiró, dejándolo perplejo.

Desvió la mirada hacia su compañero, quien ni se había inmutado a pesar del ruido. 《El efecto de los sedantes.》 Pensó.

Se colocó sus prótesis, ropa cómoda, y salió rumbo a donde le pidieron. Sanha no podía recordar qué día era, siempre perdía la noción del tiempo allí dentro del hospital. Quizás tenía cita con Dongmin pero lo había olvidado.

Pero la sorpresa se la llevó cuando vio a sus padres sentados en el gran sofá rojo de la sala. Con alegría corrió para abrazarlos.

— Cuánto gusto me da verte, Sanha. —Habló su padre mientras le daba palmaditas en la espalda.

— En verdad te ves mucho más saludable, amor. —Su madre apretujó las sonrojadas mejillas de Sanha.

Y era cierto, desde que Sanha ingresó al hospital había aumentado su peso, el cual era extremadamente bajo, sus ojos se veían más encendidos a comparación de meses anteriores, donde los ojos del menor sólo denotaban sufrimiento.

— ¿Qué hacen por aquí? —Preguntó con una enorme sonrisa adornando su rostro.

— ¡Venimos a llevarte a casa! —Dijeron al unísono sus padres.

Y la sonrisa de Sanha se esfumó en cuestión de segundos.

— ¿A caso no te alegra volver? —Su mamá peinó los flequillos de este.

— Ehh... Sí, obvio. —Fingió una sonrisa, pero en realidad era todo lo contrario.

Rocky fue lo primero que apareció en su mente al oír aquellas palabras. No quería dejarlo, no ahora.

La pequeña familia se dirigía junto con la directora a los lockers que había en enfermería para devolverle a Sanha las pertenencias que le habían sido restringidas.

— Tu tratamiento tuvo buenos resultados, Sanha. —Habló la mujer— Igual seguirás teniendo sesiones con tu psicólogo durante un tiempo más, para seguir tratando tu fobia. Vendrás una vez por semana.

Locked ; Rocksan || ASTRODonde viven las historias. Descúbrelo ahora