Superándote.

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Tres meses habían pasado ya y durante el primer mes no hubo ni un sólo día en que Sanha no llamara a Rocky. Pero a partir del segundo, este le pidió a Sanha que lo llame y visite con menor frecuencia, que eso era parte de su tratamiento.

Al pelinaranjo le dolió ese pedido, pero lo aceptó. Sabía que él era el principal causante de los problemas de Rocky. Pero con el paso de los días se fue acostumbrando a no depender tanto de su amigo.

Y también fue así para Rocky. El primer mes sin Sanha fue terrible, sus voces se burlaban de lo patético que el niño se veía por llorar a causa de Sanha. Eso lo hacía llorar más.

Pero Dongmin le propuso aprovechar que ahora Sanha se encontraba lejos, para ver qué avance tenía al despegarse un poco de él. También decidió no ir al galpón a bailar tan seguido porque todo le recordaba a aquel niño de alta estatura.

Ese que le hacía ponerse en puntas de pie para poder tocar sus labios. Sonreía como tonto cada vez que recordaba aquello.

Aunque eso no significó que en el fondo dejaran de amarse. Por más que sus sentimientos ya no salían a la luz, su amor seguía intacto en lo más profundo de sus corazones.

Por otro lado, a Sanha le estaba yendo bien en la escuela. Trataba de mantenerse lo más alejado posible de sus compañeros porque sí, aún tenía muchísimo miedo de socializar o hablar frente a tanta gente, pero al menos ahora no se había negado en ir únicamente por eso. Sabía que era algo que debía afrontar.

Sus calificaciones eran muy buenas y aprendía rápidamente. Le gustaba aprender, por lo que prefería pasar tiempo en la biblioteca leyendo algún libro de su interés o estudiando, antes que pasar tiempo con sus compañeros.

— Hay un notorio progreso desde que saliste del hospital y entraste al colegio, Sanha. —Sonrió su psicólogo— Me alegro mucho por tí.

— Gracias Dongmin, usted y Rocky fueron de gran ayuda en mi tratamiento.

El miércoles era el día preferido de Sanha, pues ese día iba a su sesión con Dongmin y de paso visitaba a su amigo Rocky.

Cuando terminó su consulta, creyó que era buen momento para visitar a su amigo, ya que hacía varias semanas que no se veían, así que salió directo al patio del hospital, donde sabía que allí siempre estaba aquella enfermera en la que confiaba.

— Hola, Hye Lim. —Saludó apenado cuando la encontró.

— ¡Hey, Sanha! Cuánto tiempo sin verte, ¿tuviste cita con tu psicólogo?

El pelinaranjo asintió.

— ¿Sabes dónde está Rocky? Quiero visitarlo. —Sonrió.

— Probablemente esté en los consultorios, hoy es día del chequeo médico general.

— Oh, ya veo... ¿Puedo quedarme en la sala de espera?

— Claro, querido. Ven, yo te acompaño.

Y juntos cruzaron aquellos pasillos tan conocidos por Sanha. Ese olor a hospital inundaba al menor de tantos recuerdos que no podía olvidar.

Llegaron a ese sector donde habían varios consultorios que estaban atendiendo a todos los pacientes. Rocky no estaba en la sala de espera, así que supuso que ya estaba siendo atendido. El consultorio 4E era el del doctor que revisaba a Rocky, así que Sanha se sentó al lado de aquella puerta.

El colorado jugaba nerviosamente con sus manos. Por algún motivo le daba algo de nervios ver a su amigo luego de haberse ido del hospital.

Pero una voz conocida interrumpió sus pensamientos, era Rocky, pero no se lo escuchaba precisamente alegre. Sino todo lo contrario.

Locked ; Rocksan || ASTRODonde viven las historias. Descúbrelo ahora