Locked ; Rocksan || ASTRO

Minhyuk.

— Y entonces... ¡Lo besé! —Rocky hizo gestos con sus manos.

— Vaya, lo besaste. —Dongmin sonrió— ¿Y él cómo reaccionó?

— Bien, no opuso resistencia. —Sonrió pero luego cambió su expresión por una preocupada— Pero Minhyuk sí.

— ¿La voz? —Preguntó Dongmin intrigado.

Rocky asintió y torció su boca.

— Desde que de cierto modo comencé a ayudar a Sanha de verdad, es decir, luego de nuestra primera práctica, Minhyuk me ha estado diciendo algunas cosas... Le he estado ignorando, pero ayer ya fue demasiado.

— ¿Por qué? ¿Qué te dijo?

— Me gritó. Él no suele gritarme. —Suspiró— Me dijo que si no soltaba a Sanha, él lo lastimaría.

Dongmin asintió con la cabeza y comenzó a anotar en su libreta.

— Tienes esquizofrenia, sabes que eso no ocurrirá, ¿cierto?

El castaño asintió.

— A Sanha no le pasará nada, sé que Minhyuk es sólo parte de mi cabeza pero... A mí sí pueden pasarme cosas terribles. —Hizo un puchero.

— Está bien, te voy a derivar nuevamente al psiquiatra así te alguna dosis nueva del medicamento. Venías bastante bien, supiste controlarlo durante un buen tiempo. —Explicó.

— Sí, ya es hora de aumentar la dosis... ¿Tomaré medicamentos de por vida? —Su expresión ahora era triste, algo raro en su persona.

— No lo sé, Rocky. La esquizofrenia es todo un misterio...

El menor suspiró y volvió a sonreír como habitualmente lo hacía.

— No importa, podré sobrellevarlo. —Levantó su dedo pulgar.

El pelinegro imitó su gesto y le sonrió a su paciente.

— Tu actitud siempre es buena. Me alegra que hayas conocido a Sanha.

— A mí también me alegra mucho. —Sonrió como bobo— Sus labios...

De pronto tomó su cabeza entre sus manos, alarmando a Dongmin. Hizo una mueca de dolor.

— No, Minhyuk... ¡Que no tiene nada de malo! —Exclamó.

— ¿Qué dice? —Indagó el profesional.

— Dice que lo que hago es un error. Que es incorrecto querer a Sanha.

Dongmin suspiró y siguió anotando en el papel.

— Bueno, esto es urgente. Hoy mismo asistirás al psiquiatra, ¿de acuerdo?

Rocky asintió efusivamente.

— Puedes irte, cuídate Rocky. —Dongmin le tendió su puño para saludarlo, el menor le devolvió el gesto.

El castaño salió del consultorio y rápidamente se dirigió al otro lado del hospital, donde estaba el cuarto de su psiquiatra.

Allí volvió a relatar todo lo ocurrido, esta vez con más detalles, para que así el doctor supiera exactamente qué medicina recetarle.

Efectivamente le aumentó la dosis de sus píldoras, lo que tendría que hacer que las voces cesen.

Cuando su consulta terminó, se dirigió al cuarto de interacciones, donde había una mueva terapia en grupo.

Ya todos se encontraban ubicados en sus sitios, incluso Sanha, quien ya se acostumbró a esconderse detrás de todos para evitar cualquier conversación. Sabía que el menor odiaba las terapias en grupo, se sentía asfixiado, le producían jaqueca y dolor de estómago.