Soledad.

1.7K 302 150
                                        

El resto del día había pasado y Sanha no volvió a tener novedades de su compañero de cuarto, lo que le estaba poniendo nervioso.

Luego de intentar cenar, es decir, comer dos bocados y luego deshacerse del resto ya que no tenía a Rocky controlándolo, Sanha salió del comedor y se dirigió a su habitación, donde siempre estaba la enfermera esperándolos para darle la medicina para dormir.

— ¿Y Rocky? —Preguntó mientras tomaba su píldora.

— Se lo llevaron a otro cuarto.

Sanha casi escupe su agua.

— ¿Pero... Por qué?

— Corres riesgo por su condición actual. Está bastante colérico.

La expresión de Sanha sólo reflejaba tristeza.

— ¿Se pondrá bien? —Susurró.

— Sí, no te preocupes. Será por unos días quizás. Mañana podrás ir a verlo a su cuarto.

El menor simplemente asintió y se recostó en su cama. Sería aún más difícil dormir sabiendo que él no está allí y que se encuentra mal.

Al lograr dormirse perdió la noción del tiempo, pues por lo general era Rocky quien lo despertaba.

Ya había pasado la hora del desayuno. Sanha maldijo internamente.

Como sus piernas ya estaban recuperadas, colocó sus prótesis y salió en busca de las sobras del desayuno para luego poder ir a buscar la nueva habitación de Rocky y preguntarle si necesitaba que le lleve un cambio de ropa.

— ¿Dónde está Rocky? —Preguntó a un doctor que justo pasaba por los pasillos.

— ¿Quién?

— Park Minhyuk.

— ¡Ahh! El niño esquizofrénico. Está en uno de los cuartos aislados, ¿eres su amigo?

Sanha asintió.

— Pídele a una enfermera que te acompañe así puedes verlo.

Y así Sanha fue en busca de una enfermera, pero no cualquiera. Sino la misma del día anterior, que lo había tratado con amabilidad. Se encontraba en el jardín.

— Hola, ¿puedes llevarme con Rocky? —Le preguntó con timidez.

— ¡Hola, claro! ¿En aislados, verdad?

El menor asintió.

Tomaron rumbo por el pasillo principal, para luego desviarse a uno más desolado. Nadie pasaba por allí.

Llegaron a unos cuartos donde todo estaba más supervisado. Las puertas tenían unas ventanas con barrotes para ver por dentro. Sanha se asomó a la que tenía justo en frente y allí lo vio.

Estaba sentado en su cama mirando a un punto fijo en el suelo, y de vez en cuando miraba alrededor suyo, como si estuviera rodeado de gente más grande que él.

— ¿Él está bien? ¿No me hará nada? —Preguntó con cierto temor.

— No te preocupes, sino yo estaré aquí afuera esperándote.

La muchacha abrió la cerradura con llave y dejó que el menor se adentre al cuarto.

Cuando Rocky se dio cuenta de la presencia de su amigo, sonrió ampliamente.

— ¡Sanha! —Estiró sus brazos para darle un abrazo.

El colorado se acercó a abrazarlo con fuerza. Sus piernas temblaban levemente.

Locked ; Rocksan || ASTRODonde viven las historias. Descúbrelo ahora