Era un lunes lluvioso pero acalorado una vez que cesó la llovizna, era la misma escuela desde hacía tres años, espaciosa pero abarrotada de alumnos asiáticos y unos que otros extranjeros. Era la misma cancha deportiva en la que siempre practicaba y eran las mismas compañeras, no era diferente, sí, no lo sentía diferente. Realmente no pensaba que fuese a cambiar mucho su día, era un nuevo año, pero siempre era el mismo patrón desde que inició ahí; así que las vacaciones no significaban mucho más que un hiatus en la rutina de siempre.
No se quejaba, tampoco se volvía loca el hacer siempre lo mismo, no le molestaba en lo absoluto. Estaba acostumbrada a despertar por si misma en un lapso de siempre, entre las seis y seis y media para bañarse, realizar su propio desayuno y ver algún programa aburrido en la TV hasta las ocho menos veinte, cuando tomaba el auto (aún con el riesgo de que la detuvieran, debido a su falta de licencia) para llegar a las ocho en punto, justo cuando sonaba la campana a iniciar clases.A partir de allí, tenía como propósito terminar la primera clase e ir a la cafetería con las demás compañeras del equipo de cheerleaders mientras las escuchaba hablar de quién-usó-qué o a-quién, algunos chismes más y asistir a las siguientes dos clases, buscar la cafetería por una manzana diaria, y luego estar en las practicas, para finalmente a hacer tarea en casa y dormir. Los fines de semana no se dedicaba a descansar por completo, aunque sólo debía terminar algunos deberes antes de poder ir a ayudar en la tienda con algunos postres y café.
Tenía amigas, sí, pero no una relación con la que hablar o salir, una que lograra modificar aquella rutina los sábados por la noche llevándola a ver una película, o los domingos, quizás a almorzar, una que pasara por ella de camino a la escuela para evitar usar ilegalmente el auto, o una que asistiera a los partidos para verla animar como la capitana que era. No se sentía mal, porque a pesar de haber tenido muchas parejas anteriormente y ser realmente enamoradiza, ninguno hacía ni una sola de las cosas en la lista. Un buen ejemplo de esto, fue Shin, un lindo e inteligente chico que solo se preocupaba por sus exámenes, o Doyoung, un adorable adolescente que moría por los comics y no tenía tiempo para cualquier tipo de afecto físico, o Taeil, que terminó siendo gay y engañándola con Doyoung, curiosamente. Y así la lista continuó creciendo; Woozi, Jackson, Eunhyuk, Minhyuk e incluso, el más destacado: Chanyeol, un chico del equipo de fútbol y amigo de su mejor amigo, Do Kyungsoo.
Así que sin nada nuevo en su vida esperaba que así fuese su primera semana después de ciertas vacaciones en mayo, pero recuerda algo que la marcó en las prácticas de las animadoras del primer día, hace casi cinco meses atrás; Lee Sik, una secretaria de la directora entró a la cancha acompañada de un chico, el cual tal vez miró más de lo que le gustaría admitir cuando estaba distraído hablando con el entrenador del equipo de fútbol, sus hombros eran amplios y él era alto, su cabello oscuro y su piel pálida, parecía que quería entrar al equipo pero por como lucía, podía creer que ya estaba ahí. Y a pesar de los llamados que recibía de su subcapitana no pudo enfocarse mientras él seguía allí, aún cuando se dió la vuelta y buscó a la persona que lo observaba entre todas las féminas, y se fijó en la dueña de la penetrante mirada. Agradeció que lo hiciera porque al coincidir, pudo apreciar mejor su rostro a la buena distancia que mantenían. La menor no se consideraba la chica más hermosa, —aunque algunos la calificaban de ésa manera— tampoco la más voluminosa, ni mucho menos la más encantadora, pero nunca deseó tanto en su vida recibir una sonrisa coqueta, o al menos amistosa de alguien, como lo quiso ahí. Sus labios estaban ligeramente rosados y se preguntó, ¿cómo sería si me sonriera?, y si soñaba mucho, ¿cómo sería si los besaba? Se permitió imaginarlo por un par de segundos en los que no le quitó sus ojos de encima, ni él los suyos a los de ella, pero se sintió desilusionada cuando no pasó nada. Él le miraba con un semblante rígido, casi como si el cuerpo de la chica fuera invisible y no hubiese nada en su lugar, atravesándola con sus penetrantes ojos oscuros y taladrando toda la seguridad y confianza, haciéndola sentir pequeña ante su mirada y ante él. Era frío para la pequeña llama que tenía en sí, y una vez que la apagó y tuvo que retirar su vista, él no la apartó hasta después de irse. No necesitó de hablar para hacerla sentir... inferior, de alguna manera, pequeña y quizás débil, sus ojos parecían acusatorios, molestos y al mismo tiempo inexpresivos, como si no importase, ¿cómo era posible mostrar todo eso al mismo tiempo?
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REJECT ME ー OH SEHUN. [en edición]
Fanfiction»Min Ha Rin podía pertenecer al equipo de porristas, podía ser rubia, podía ser bonita, podía ser deseada e incluso podía ser coqueta; pero lo que no podía era dejar de ser tan torpe, ingenua, inocente, y no podía dejarse rendir fácil. No era la típ...