El gran campus trasero diseñado especialmente para el fútbol americano que practicaban no solía ser ocupado para entrenamientos diarios, sin embargo, al capitán Park Chanyeol muchas veces le gustaba ver a su equipo sudar gotas gordas de esfuerzo. Sobre todo cuando los socios y director de la institución se preocupaban por merodear y echarles un ojo a los deportistas, quienes continuaban un casi impecable legado de maravillosa racha en partidos importantes, generándole a los inversionistas buenas tazas de interés social, reputación, y prestigio a la escuela. Es por esto que el director lograba suplir los inmensos gastos que un terreno tan extenso generaba, así como sacar provecho para él mismo y su bolsillo. Todos parecían obtener algo de los frutos del juego, los coordinadores generales de la institución conseguían mantener el nombre en alto, y los adolescentes del equipo conseguían disciplina, victorias, y con suerte, una beca deportiva. Evidentemente, viéndolo desde un punto de vista económico, se sabe qué parte ganaba más con esto, pero para un chico promedio que sólo desea vivir el mejor momento de su último año, el reconocimiento era más que suficiente.
Se conocía entonces que los chicos cargaban con una gran herencia de triunfos sobre sus hombros, todas las promociones anteriores habían dejado una singular marca en la historia del juego al vencer a tantas instituciones distintas. Claro estaba que siempre había un rival más destacado que otro, y para el equipo de Chanyeol, en esta ocasión, era un chico llamado Jay, quien parecía el actual capitán del equipo de la escuela sur, principal academia contrincante desde hacía años, una tradición que ellos no iban a cambiar. Casi parecía destinado a que cada institución ganase uno a uno los juegos, como si estuvieran de acuerdo en el orden de las victorias para estar parejas, pero la realidad no podría estar más distante a ello. En cada partido, los equipos parecían volverse más y más feroces, queriendo derribar al enemigo a como diera lugar. Debido a esto, todos los juegos contra la academia sur eran dignos de ver, marcando la historia de cada escuela.
Quizás por ello es que los chicos lucían tan tensos cuando el largo y lujoso autobús que portaba el logotipo de la Academia Sur, llegó frente a sus puertas como invitados. No tardaron en bajar una larga fila de chicos, todos fornidos y de hombros anchos, como se esperaría de jugadores de un deporte tan rudo.
El equipo del más alto y las animadoras estaban cubriendo las puertas de entrada en espera de que los invitados avanzaran, justo para recibirlos. El cabello oscuro de Park Chanyeol pareció brillar al compás de sus sorprendidos ojos cuando notó a un chico especialmente destacable, Hana le miró desde su lugar como capitana de las animadoras, justo a un lado de su amigo, queriendo analizarlo; éste llevaba perforaciones en sus orejas, sus brazos eran fuertes y podía jurar que había detallado la silueta de un tatuaje en su cuello de no ser porque llevaba una chaqueta adidas que lo cubría, misma que mostraba “capitán” en el lado izquierdo en letras pequeñas. Se le hizo tan familiar que estuvo a nada de hablarle, pero cuando quiso reaccionar, ya todos estaban atravesando el pasillo principal para dirigirse al campus trasero.
Él no la había visto, por ende, tampoco la habría reconocido, pero Hana no podía sacarse de la cabeza que sentía que ya lo conocía.
Las cosas tomaron su rumbo, los dos grupos de chicos estaban calentando, al igual que las veinticuatro animadoras en total. Doce de la academia sur mostrándose habilidosas en su uniforme armonioso de beige con vino-tinto en una esquina, mientras que largos metros las separaban de las doce que quedaban del grupo de Hana, portando uniforme similar pero de color azul marino y blanco.Cuando menos lo notó, los entrenadores de cada equipo comenzaron a presentarlos, uno a uno según su posición, un tal Kim coincidía con la posición de Kai, un Jung con la posición de Jongdae, finalmente, un Jeon con Oh. Park Chanyeol como líder se presentó a parte, encarando al otro capitán, el chico emitía de sí una actitud tan simpática e interesante, con una sonrisa se presentó, y Hana pudo reconocerlo entonces.
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REJECT ME ー OH SEHUN. [en edición]
Fanfic»Min Ha Rin podía pertenecer al equipo de porristas, podía ser rubia, podía ser bonita, podía ser deseada e incluso podía ser coqueta; pero lo que no podía era dejar de ser tan torpe, ingenua, inocente, y no podía dejarse rendir fácil. No era la típ...