X

7 0 0
                                    


José me lo enseñó una vez. 

Yo lo vi y me inundé de amargura.

Cada uno lo leía y pensaba lo que quería.

Algunos pensaban los nombres de los involucrados.

Otros pensaban en un desenlace trágico. 

Yo era uno de ellos.

Pero otros imaginaban un final feliz: Dos enamorados reencontrados en la vida.

Alguien había dicho que la historia no era cierta.

Lo cierto es que había muchas historias, pero solo unas pocas palabras. 

Y permanecían intactas ahí, cerca de la entrada al bosque, donde el viento de Miramar se hace más fuerte que nunca. 

Un lugar separado pero perfecto.

Las palabras se lamentaban en el frente blanco de una casa abandonada:

No extraño tanto tus besos, sino tus mates.

PalabrasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora