Dolores andaba en bicicleta todos los sábados por la mañana, antes de tirarse en la costa del río a tomarse unos mates y leer algún libro de Cortazar o Benedetti. Amaba la fusión del pastito con el sol cálido maridada con la yerba que se había traído de una feria en el sur.
Guardaba en su ser un gran placer por la soledad, por los ratos de pensamiento alienada del mundo y sus cosas, y por las reflexiones que se generaban en su cabeza. Ideas sobre el mundo, aportes a la ciencia y la filosofía, resoluciones a grandes dilemas de la humanidad, debates internos sobre dios, la compasión y la justicia; todos eran temas que flotaban con sentido en sus idas y vueltas mentales.
A Dolores no le gustaba su nombre porque le generaba melancolía y le hacía recordar a un personaje de una vieja obra de teatro. Pero Dolores era pura melancolía y siempre presentía que una tragedia teatral iba a golpear la puerta de su casa.
Por eso también escribía poemas y canciones en sus mañanas de sábado. Escribía sobre el río y sobre la soledad. Escribía las conclusiones de sus amplias reflexiones y escribía también sobre casi cualquier cosa.
Menos sobre nubes porque le parecían amargas.
Y tampoco sobre su nombre.
Pero una vez dejó tallado sobre un árbol, a metros del Luján:
Tan llena de dolores que duele
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Palabras
Cerita PendekSueños, súplicas, declaraciones de amor, mensajes para un enemigo, reflexiones, filosofía, cosas sin sentido. Palabras que se encuentran en la pared, en el asiento de un bondi o talladas en un árbol. Este escritor narra lo que ha ido leyendo en var...