XXV

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Cierta tarde paseando por Olivos lo ví. Me llamó la atención y le saqué una foto de inmediato. Los ruidos de una plaza cercana, con niños y niñas corriendo la infancia de aquí para allá, le daban al instante una magia especial. 

La foto la hice fondo de pantalla y cuadro en la pared para un regalo. 

Nuevo en la pared el graffiti decía: 

Que viva la infancia...para siempre. 

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