XI.

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Para cuando por fin fueron llegando a casa de Sie, ya iba a amanecer.  En cuanto NamJoon había incendiado el almacén con los cuerpos de los guardias adentro, habían huido del lugar a toda prisa.

A pesar de que cada lobo apreciaba mucho su gran capacidad de olfato, a veces también podía ser un "problema", ya que costaba mucho que su aroma se dispersara con facilidad;  era probable que alguien con sentidos incluso más desarrollados,  pudiera rastrearlos, por eso habían tenido que alejarse de la ciudad.

Habían ido bastante lejos y una vez en otra ciudad algo cercana, pero ubicada a unos 15 kilómetros de distancia del almacén donde habían estado secuestrados, decidieron separarse y esconderse por lo que restaba del día.

Sabían que lo prudente sería  ir a la policía, pues podría brindarles protección y podrían nombrar a algún culpable, en caso de que las cosas se complicaran, pero NamJoon los había aconsejado y les había dicho que lo mejor sería esconderse al menos por unos días.

Minho y los demás alfas,  habían contactado con sus respectivas familias y muchos de ellos ni siquiera habían vuelto a la ciudad. Jimin, por su lado, se había mantenido algo reacio a la idea de volver, pues temía que alguien viniera por su hyung.

YoonGi había insistido en volver a la ciudad, diciendo que sólo quería ir a casa y darse un buen baño antes de dormir. Ni Sie ni Jimin tuvieron el corazón de obligarlo a seguir huyendo; YoonGi se veía físicamente agotado, lucía estresado y aunque trataba de lucir como si eso que vivió no lo hubiera afectado, Jimin sabía que ningún adulto en su sano juicio, olvidaría un secuestro de una semana y menos, saldría intacto de esa experiencia. Eso calaba, de una u otra manera.

Una vez en casa de Sie, Jimin notó la pesadez de su propio cuerpo. Desde que había encontrado a YoonGi en el almacén, todo lo que había hecho había sido enfocarse en él, en permanecer a su lado y en dejar que su lobo se regocijara con la cercanía del alfa. Pero una vez que llegaron a la casa y que se quitaron los zapatos, Jimin se dio cuenta que todo eso fue verdad...

Oh rayos... él realmente lo había hecho, había sido partícipe en el asesinato de dos personas, había incendiado un almacén y había huido, sin pensar en nada más que en alejarse del lugar.

No esperó que la realización lo golpeara de esa forma, cuando dijo a lo que NamJoon había pedido, sólo había pensado en sacar a YoonGi de ahí lo más rápido posible. YoonGi había sido su prioridad desde que se lo habían arrebatado en el restaurante y no midió las consecuencias.

Ahora, mientras pensaba serenamente, lo entendió... Sí, Jimin había contribuido a silenciar dos vidas y eso  le estaba doliendo más de lo que jamás pensó que dolería, más de lo que debía dolerle.

Sie pronto comenzó a hablar con YoonGi, a interrogarlo y Jimin casi ni reaccionó cuando sus manos, que habían permanecido entrelazadas durante todo el trayecto de vuelta a casa, se habían separado. YoonGi avanzó hacia su cuarto, con lentitud y Sie iba con él, diciéndole un montón de cosas que Jimin no podía entender, pero Park no pudo seguir avanzando con ellos. Se quedó de pie, inmóvil en la entrada de la casa.

Sí, había matado a dos personas... No habían sido sus manos las que lo habían hecho de forma directa, pero había sido su dinero quien había hecho que NamJoon los matara. Objetivamente hablando, no tenía nada qué lamentar, simplemente estaba defendiendo a alguien importante en su vida y esas personas tampoco eran lo que cualquiera calificaría de "buenas personas". Subjetivamente, no podía dejar de pensar que en ese mismo momento, habían dos personas que no llegarían a desayunar a casa... nunca más.

Se mareó y tuvo que llevarse la mano al pecho, pues sintió una presión subir desde el centro de su abdomen hasta su garganta y luego ahí estaba, con ojos llorosos, caminando como si fuese un ser sin vida hacia el sofá.

Little Rose by Mink (YoonMin/Omegaverse)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora