IV.

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- Es la puerta amarilla - dijo, muerto de la vergüenza.

Si descontaba  las veces en las que  sus primos más cercanos  habían ido a su casa, esa sería la primera vez que un alfa entrara en su cuarto. Jimin  sintió  que era iluso y tonto al pensar algo como eso. YoonGi sólo iba a dejarlo en casa y luego iba a marcharse, no tenía que preocuparse por nada. Además, él  era todo un caballero y era una persona antes que un alfa, él no le haría daño.

- Permiso - murmuró YoonGi antes de  abrir la puerta de un amarillo brillante.

Jimin masculló un gracias, pero estaba a segundos de lanzarse al cuello de chico y abrazarse a él. Quería sentirlo cerca y deseaba, más que nada, que el alfa  se quedará con él. 

He ahí otra de las razones que Jimin hallaba ilógicas, él, quien tenía muy en claro lo que quería hacer con su vida y quien se había dicho que nunca
tendría pareja, ni siquiera para el rato, estaba pidiendo desesperadamente que el chico lo abrazara. Deseaba cubrirse por completo con su aroma y por más descabellado que sonara, quería que YoonGi hyung estuviera  sintiendo  lo mismo.

Pronto lo sintió depositarlo en la cama con mucho cuidado. Se sentía  débil y necesitado de contacto físico, pero todo lo que hizo fue arrastrarse al fondo de su cama, hasta que su espalda tocara el respaldar.

Estaría mintiendo si dijera que no extrañó al instante el contacto físico que el chico le proporcionaba mientras lo cargaba.

- Jimin - comenzó y sonaba algo angustiado - no me agrada la idea de dejarte en este estado totalmente por tu cuenta, es prácticamente como si te estuviera abandonando.

Jimin extrañó aún más  la cercanía del chico. Se disgustó por eso, todo lo que estaba pasando no era sino producto de las estúpidas reacciones de su cuerpo y odiaba ser tan débil y no poder luchar contra eso.

- YoonGi, no te preocupes, al contrario, gracias por haberme traído a casa.

Intentó ignorar el calor que sólo parecía asfixiarlo y cuando el viejo y casi olvidado dolor abdominal comenzó a hacerse presente, Jimin hizo lo posible por ocultarlo de YoonGi.

- Esto está mal, yo debería quedarme aquí y protegerte, yo debería ayudarte... yo no quier... yo... casi siento como si fuera imposible marcharme.

YoonGi hizo ademán de acercarse un poco a la cama, pero se detuvo de inmediato y Jimin se estremeció al verlo inclinarse  hasta apoyar sus manos en sus propias rodillas, doblándose un poco. Se alarmó, nunca había presenciado el ciclo de un alfa, sabía que eran algo distintos, pero le daba miedo que YoonGi pudiera estar sintiendo el mismo dolor que él  comenzaba a sentir.

- ¿También te duele mucho? - preguntó, con timidez.

Le dolía su parte baja, era casi como si tocarse fuera una necesidad... era una necesidad. También le dolía el abdomen, con un malestar que subía hasta su garganta, haciéndolo tragar saliva y el calor empezaba a ser más bien una fiebre. Simplemente YoonGi lo estaba afectando demasiado.

- Lo normal... - dijo YoonGi pero luego masculló algo más y se enderezó, volteando a ver a Jimin de nuevo. - Más que lo normal.

Jimin sintió su piel erizarse, la oscura mirada del alfa era embriagante y se imaginó qué se sentiría estar con él,   cómo sería un beso suyo o cómo se sentirían sus colmillos al clavarse en su piel. Sin poder evitarlo, se excitó más  al pensarlo.

- Basta - se sobresaltó al escuchar de nuevo a YoonGi y verlo llegar a él casi en cuestión de un segundo.  El aroma del chico se intensificó enormemente y su omega interior reaccionó ante eso.

Little Rose by Mink (YoonMin/Omegaverse)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora