Capítulo 2: Los sirvientes por un día.

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Salí de ahí con el demonio en la cabeza, ese viejo pervertido este me puso con estos dos ¡¿Esto es en serio?!

No lo podía creer... era horrible una pesadilla.

Iba caminando por los pasillos llenos de gente como todo una "dama" y cuando digo dama me refiero encorvada y con cara de pocos amigos.

Los dos IDIOTAS venían justo detrás de mí con la misma cara que yo o peor, con la cara pálida, igualmente podía escuchar el mormullo de todos los adolescentes hormonales que venían en sentido contrario y no tenían nada que hacer más que criticar a las tres personas que venían por delante.

Tal vez los obligó a que estuvieran con ella, para convertirse en la más popular...— oí decir a una tipa de cabello rizado con ojos verdes, ¿Tan pronto y ya me caía mal? Sí, así era yo, me insultas me la pagas...

Seguí caminando lo más que pude y rápido para llegar a mi clase, en cuánto llegué a la puerta pequeña puerta pintada de blanco desgastado parándome justo frente a ella y suspire, sabía lo que sucedería en cuanto cruzará esa maldita puerta.

—¿Qué esperas? ¡¡¡Abre!!!— dijo Bruno desesperado de estar allá atrás todo ese rato que me mantuve pensando, además, ¿Quién se creía para hablarme de esa manera? ¿El rey de todos los estúpidos o qué? Ah no... espera... creo que ya lo es ¿no es así?

—Si tanto estás desesperado porque no la abres tú, señor idiota— contesté a la defensiva mientras en la boca de Jack se formaba la letra "O" para después tapársela con una mano como si fuera una damisela que la acababan de insultar.

—Está bien, como tú digas, señora amargada— dijo haciendo una reverencia, y lo encontraba agradable si es que no me encontrará con el típico IDIOTA de todos los días...

—Adelante, te cedo el honor— dije formulando una sonrisa pícara, mientras él gruñía abriendo la estrecha puerta que nos tenía separados del supuesto "grupo".

En cuánto lo vi pasar, me asomé y todas las caras de los alumnos quedaron estupefactas, jamás se imaginarían que el típico "chico malo", "la estudiante estudiosa y amargada" y "el mariscal de campo", llegarían juntos en un solo grupo, esto solo sucedería si hubiera un apocalipsis zombi o algo parecido...

Todas las miradas pasaron de los dos chicos a mí, ¡¡¡Eso no era justo!!!, ellos eran dos y podían soportar esas miradas mientras que yo, YO, soy solo una pobre chica abandonada y condenada a tener que vivir en un mundo de hormonas excitadas.

No entendía por qué demonios me miraban así... hasta que por fin me di cuenta... Sip, la ropa.

Llegué a mi asiento, y las miradas de mis amigas me miraban con sorpresa y felicidad...

—Por fin te pruebas la ropa que te había dado...— dijo mi amiga Jessica con una sonrisa de oreja a oreja, MALDITA, la odiaba (mentira), sabía que esas ropas no me gustaban y aun así me dio esta maldita ropa que traigo puesta.

Si se lo preguntaban Jessica (aunque creo que no, y tal vez ya se estén dando una idea en esos pequeños cerebros de nuez), tenía el cabello rubio platino, me encantaba su cabello, ya que siempre se lo cuidaba y hacía lucir más bonito, tenía ojos marrones, piel blanca pero no pálida, y una figura no comparada con la mía.

—¿Qué sucedió? Jamás te pones esa ropa a menos de una emergencia, digo, como no te gusta ese tipo de ropa...— le sigue Melanie con la misma sonrisa que Jessica.

Melanie... pues ella tiene el cabello castaño, con ojos azules, piel morena blanca, con una figura estructural, ellas dos tenían un buen cuerpo, y según ellas "la ropa que me pongo no favorece con mi cuerpo" "no hace que resaltase mi figura" (Esto léanlo con una voz de alguien a quien le están apretando el pezón... en otras palabras, chillona).

Siempre las ignoraba, porque... claro yo me sentía muy cómoda con la ropa que usaba y nadie ni nada me haría cambiar de opinión... A menos que te empapen toda y lo único que tengas para ponerte y no andar desnuda es ropa de fresa.

—Ni me pregunten... mejor pregúntenle a esos dos estúpidos, ellos te dirán todo con detalle — hice una mueca mientras los miraba que estaban del otro lado del salón en eso, Jack detectó mi mirada e instintivamente me guiño un ojo, a lo que yo solo sonreí, espera... ¿Sonreí? Era estúpida o que me pasaba, jamás le había sonreído a un chico ¡¡¡JAMÁS!!!.

Sostuvimos miradas hasta que Bruno volteó a donde Jack y me dirigió una mueca de asco, la cual se la devolví junto con un regalito de mi parte, sí, Madison Cook le había parado el dedo de en medio.

Él solo gruñó y... aunque estuviéramos en los extremos del salón se pudo escuchar hasta dónde estábamos (Sin duda era una bestia después de todo... Y en el mal sentido) Jack, que aún observaba la escena con una sonrisa, comenzó a reír, se levantó de su asiento y se dirigió hasta donde yo estaba, cuando estaba a una distancia razonable, se acercó a mi oído y susurró.

—Llámame, preciosa...— se separó de mi oído, y me dio un papelito, me dedicó una sonrisa con su típico guiño de ojo y luego se retiró, no lo podía creer Jack Douglas había coqueteado conmigo, pero no por eso iba a festejar, claro que no, pero sí, me quedé como una estatua después de eso.

Melanie pasaba su mano repetidas veces para saber si respondía cerrando los ojos, sin embargo, no lo hacía.

Cuando por fin salí de mi trance, pude observar que Bruno discutía con Jack por algo que no me di la tarea de escuchar.

¿Amor?, eso no esta en mi vocabulario. [Terminada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora