Capitulo 4: ¿Bruno? ¿El chico malo?

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Madison's POV.

Nos sentamos en una mesa vacía, ya que Melanie había puesto la mochila de ella y la de Jessica en el lugar en donde nos íbamos a sentar, es una MALVADA, hasta me guiño el ojo dándome a entender que ella me deseaba suerte... ¡¡¡MALDITA!!!

Comía tranquilamente y ni siquiera cruzábamos palabra, y yo nunca jamás podría entablar una conversación con ese estúpido JAMÁS DE LOS JAMASES.

Pero lo que si me ponía de los nervios y lo que siempre he odiado es que la gente se me quede mirando como estúpidos mientras cómo, no sé ustedes, pero a mí me hace sentir incómoda, así que no aguante más y se lo pregunté.

—¿Por qué me miras tanto? —Él cambió su cara seria, por una cara divertida y una sonrisa de esas que fascinan a las chicas, de verdad no entiendo por qué es un chico rudo cuando puede ser un rompecorazones como su amigo...

—Porque eres bonita. —Respondió directamente, que casi me caigo de la silla en el instante en el que salió de sus labios.

Me mantuve sería un par de segundos, luego reí irónica y dije: —Si lo dices por la ropa, no te acostumbres porque... —No me dejó terminar.

—No lo decía por tu ropa, en realidad no me interesa la ropa, pero si quieres que sea sincero, puedo decir que te ves realmente sexy. —Me dio una repasada con la mirada, algo que en mi mundo es "violación visual", lo que hizo que la sangre se me subiera al rostro, y él sonrió de nuevo.

—Idiota —Murmuré, pero él alcanzó a oír.

—Tú tienes la culpa — me dijo sosteniendo esa bella sonrisa... espera ¿Qué?... ¿Sabes qué? Mejor me callo.

—¡Ja! ¿Yo? —Él asintió y luego río en una seductora carcajada. —¿No será esa tu Mamá? — su rostro cambio ¡UPS!, creo que me pase.

—A ella no la metas ¿Entendido? —Rodé los ojos en forma de respuesta, luego él volvió a hablar —Además te decía que tú tienes la culpa por ser tan bonita. —Y eso hizo que esta vez casi me cayera de la silla, pero como un rayo veloz llego el gorila en mi ayuda y sí, yo le puse ese apodo. ¿Sí o no se parecía?

—Buenos reflejos... —Lo dije cuando ya estaba de vuelta en la silla. Y por si no se dieron cuenta, eso, era un cumplido.

—Gracias. —dijo con otra sonrisa y sus ojos azules se fijaban en los míos, y me ponía aún más nerviosa.

—Podrías dejar de hacer eso, ¿Por favor? —dije ya idolatrada por su mirada. Era en parte fastidioso y.... En la otra parte era encantadora, lo que odiaba.

—¿Hacer qué? —dijo sin apartar su mirada de la mía y con un tono inocente.

—¡Eso! —dije apuntando hacia su mirada penetrante. Luego de un rato rio. ¿Esto le parecía divertido? Porque a mí no.

—Solo te estoy mirando no tiene nada malo eso ¿o sí? —dijo haciendo un puchero con sus labios lo que encontré tierno.

—¡Sí! Es malo, para mí. —dije más explícitamente para que lograra entenderme y creo que si me entendió, pero de la manera más equivocada posible, que quede claro que no soy un fenómeno que lee mentes humanas, simplemente lo sé por su expresión de sorpresa y su sonrisa pícara.

—¿Así que te pongo nerviosa? —Pregunto esta vez acercándose más a mí, a pesar de que la mesa nos separaba.

—C,c,c,claro que no estúpido. —Tartamudeo, esto no era posible, jamás me había pasado esto. Él había descubierto como me sentía, sin siquiera contárselo. El único que podía hacer eso era Nick, que aún no lo había visto.

—Estás mintiendo, se nota en tu forma de hablar. —Sentenció, para después reír. Esto se le estaba haciendo costumbre. ¿Qué? ¿Me veía cara de payaso o qué?

—¡Ya no me mires así! ¡Te dije! —Grité, todos fijaron sus miradas hacia nosotros. Luego empezaron a gritar lo típico "ya bésala" o cosas así, yo inmediatamente me encendí y grité: —¡¿Pueden dejarnos en paz?! ¡Aquí no hay nada que ver! —Todos inmediato se voltearon y siguieron con lo suyo. Bru... No, el gorila me miró sorprendido y luego volvió con su sonrisa.

—¿Eres muy ruda no crees? —dijo agachando la mirada. ¿Pero ahora qué demonios le pasa? ¿Estará enfermo? Me levanté y le obligué a que alzará la cabeza luego posé mi mano en su frente...

—¿Estás enfermo o que te pasa? —Pregunté preocupada, espera... ¿Yo? ¿Preocupada? Jaja ni de broma ¿Verdad que no?... Estoy comenzando a asustarme... ¿Qué me está pasando?

—No estoy enfermo, creo que tú lo estás. —dijo quitando mi mano. Luego la tomó y la acarició suavemente, se levantó y tiró de ella. Mi corazón dio un vuelco con su repentino arrebato. —Por eso creo que te vendría bien un poco de aire —.

Mientras nos dirigíamos hacia la salida, observé a mis amigas que levantaban sus pulgares y simulaban un "suerte" en sus labios. Mi cara se puso negra, bufé y me dejé llevar por el chico. Llegamos a las afueras del instituto y nos sentamos bajo al único árbol que había.

—¿Y.... de que quieres hablar? —Me preguntó, yo me tensé ante su pregunta jamás me había puesto nerviosa ante un chico, ni con Jack. La verdad estoy muy asustada.

—D,d,de lo que sea... —Respondí con la cabeza gacha. El chico despedía un aura muy fuerte de repente desde que me sacó de la cafetería, como si hubiera dejado de jugar de repente. Me sentía como un conejo indefenso bajo su perfil de chico malo. Mierda. 

—Bueno, entonces... —Levantó mi mirada hacia él y miro mis labios. Sabía lo que estaba a punto de hacer y no me iba a gustar para nada ¿o sí? Sentí su cercanía y cerré los ojos con fuerza. Se acercaba más y más a mí, y lo increíble era que... ¡Yo no lo detenía!

Cuando ya estaba muy cerca de mí, me dejé llevar y sentí su aliento chocar con mi respiración. Entonces sentí un beso en mi nariz, lo que hizo que abriera los ojos como plato. Él me miraba con diversión para luego estallar en risas.

—¿Te parece tan divertido? —Bufé, molesta y me intenté levantar para irme, pero él me detuvo.

—Hey... no... te enojes... fue solo... una... broma. —dijo entre risas.

—Pues, para mí no fue divertido. —dije con amargura e intenté zafarme de su agarre. Él se puso serio, dejando de reírse y tiró de mí de nuevo, pero esta vez con más fuerza haciendo que cayera sobre su pecho, eso me dejó perpleja. Quise salir de su agarré, pero en pocos segundos me tenía sobre el pasto, estaba pensando seriamente sacar mis movimientos secretos, hasta que lo escuché hablar:

—Tranquila gatita, que tú no te vas de aquí. —Y de nuevo se acercaba a mí. Y yo ahí tirada en el pasto intentando zafarme de su peso. Sí, ahora el muy atrevido estaba sobre mí. Su rostro estaba centímetros del mío. Estaba nerviosa, pero ya no lo iba a mostrar. ¿Para qué se burlará otra vez de mí? No. Me quedé inmóvil al ver que mis intentos por salir de su agarre eran inútiles.

—Déjame ir...—dije en un susurro, él sonrió pícaramente.

—No quiero. —Me dijo y en ese momento nuestros labios se unieron. Abrí demasiado los ojos. Intenté gritar, pero en cuanto abrí la boca su lengua se adentró a mi boca. Admito que besaba bien, pero esto no era lo correcto, no lo era. Y de un momento a otro, no supe cuándo ni cómo, pero yo ya le estaba correspondiendo. Malditas sean todas las hormonas de adolescente que me cargaba ahora mismo.

¿Amor?, eso no esta en mi vocabulario. [Terminada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora