La cena

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—¿Y qué me dices, Hill? ¿Estas dentro? —pregunto Nierya, casi en un susurro para que no nos escucharan bien los que estaban cerca de ahí.

—Puedo darte lo que desees, incluso convertirte en caballero —ofreció Farenis

—No, jo, ne, he, ei, geen, not, ora, nihil, nop, nore, nope, na, narinas.

—¿Y eso que significa?

—Les acabo de decir que no en todos los idiomas que conozco y algunos cuantos que me acabo de inventar, ¿así o más claro?

"Y ya no me interesa ser caballero, y lo que yo deseo ni tú, ni ningún otro mortal me lo puedes dar, así que no —le respondí, acercando un vaso para servirme un poco de jugo y de paso servirle a Mia.

Ya había anochecido y todos los del pueblo nos encontrábamos sentados alrededor de varias mesas que habían traído de diferentes casas para la cena comunal. De un lado estaba yo, con Karla a mi derecha, Mia a mi izquierda y Yunei al lado de ella. Del otro se encontraban Nierya, Farenis, Xi, Suzanna y Fili, en ese orden, con Farenis enfrente mío.

No había visto al abuelo de Sarah desde la tarde, pero se suponía se nos uniría luego.

Generalmente no se hacían ese tipo de cosas más que en fiestas, o al menos eso creí yo, ya que nunca me habían invitado, pero era una ocasión especial porque se iba a hacer un gran anuncio.

¿Qué anuncio? Pues ni idea, pero había comida gratis no carbonizada y eso era suficiente para mí.

O lo sería si no fuera porque el grupo de Nierya me abordo casi de inmediato, para pedirme apoyo como escolta de Farenis a la capital. Cosa que, por supuesto, no iba a hacer.

Y su insistencia fue peor cuando se enteraron que había vencido a Volzar. Aunque les repetí una y otra vez que si no hubiese estado esa tormenta, más que seguro habría muerto.

—¿Yunei? —pregunto Sarah, con un tono suplicante. Ella es quien más deseaba que nos uniéramos, puesto que quería hacer equipo con nosotros. Me gustaría también, pero había cosas más importantes que hacer.

—Lo lamento, Sarah —respondió Yunei—. Pero estoy con Hill en esto: por ahora la prioridad es sacar a Mia del país y ponerla a salvo.

—Hill, yo... —empezó Karla.

Sabía lo que iba a decir, después de todo fue por eso que quería venir a Ulien. Pese a que debía estar en desacuerdo con esos asuntos de la venganza, no podía decir nada, dado que por esa razón ayude a la muerte de Aurien. Sí, yo lo clave como banderilla, pero fue Christopher quien lo termino.

—Es tu decisión —termine por decir—. Honestamente, me gustaría que siguieras con nosotros, pero sé y entiendo lo a que piensas, no te cuestionare nada de lo que hagas.

—Gracias —Karla dio un largo suspiro y luego se dirigió a Farenis—. Disculpe, princesa, ¿conoce al duque de Guine?

—Si por supuesto —respondió Farenis—. Es el esposo de mi hermana, Fione. ¿Por qué quieres saberlo?

—Él es el responsable de la muerte de alguien muy especial. Mi padre adoptivo, el conde Farenill, de Cirien. Si me lleva a él, le jurare lealtad en esta guerra.

Farenis miro pensativa a Karla. No creó que fuera porque dudará de sus cualidades. Nadie que la viera lo haría, digo tiene mas músculo que yo, su duda, supongo, venia por la motivación que tenia la chica demonio.

—Tu ayuda y la de tu compañero sería más que bienvenida. Aunque en lo que me dijiste hay algo extraño —respondió Farenis—. Escuche de tu padre mientras estuve en el castillo. De hecho, me sé el nombre de casi todas las casas nobles. Pero según los documentos, Farenill y Guine tenían una estrecha relación comercial y personal.

Theria Volumen 4: Los revolucionarios de MirieDonde viven las historias. Descúbrelo ahora