La luz del sol matutino inundaba la planicie, reflejando sus rayos en el río, como si se tratase de un espejo, gracias a sus aguas cristalinas. Mientras a la distancia se podían distinguir ya las casas de un bonito poblado de construcciones inspiradas en la campiña inglesa. Cerré los ojos y aspire el fresco aire de la mañana.
Sarte.
Al fin, después de un pesadillesco viaje en aquel vehículo infernal, llegamos a nuestro primer destino. Ahí estaban mi hermana, Sarel y Clarisse.
-¿Porque nos cubrimos con capuchas? -pregunto de pronto Suzanna, rompiendo la paz del ambiente.
-Si, hace un calor infernal, niño -la apoyo Nierya-. ¿Y porque te paraste? Ya, hay que avanzar.
¡Ay, en serio con estas...! ¡Al menos dejenme disfrutar un poquito el ambiente!
-Yo la uso para que no me reconozcan de inmediato, por razones que no estoy muy seguro de querer revelarles. -respondí. Aunque mas bien era porque quería hacer una entrada teatral, pero ellas no tenían que enterarse de eso-. Ustedes, no sé, no entiendo porque me imitaron si nadie les dijo que lo hicieran.
-Calmate niño, tienes suerte de que alguien tan poderosa como yo te acompañe.
No, de hecho, maldecía esa suerte por las acompañantes que me había obligado a cargar.
Antes, mientras aun nos encontrábamos en el carruaje, decidimos, bueno, más bien Farenis decidió, que un pequeño grupo de tres, más Karla, se adelantaría en Mifi hasta Sarte, para avisar de su llegada y evitar así una posible confrontación, dado que era mas que sabido se trataba de un pueblo neutral y el lord no aceptaba que ninguno de los príncipes pusiera un pie en él.
Yo pensaba que era estúpido, ya que conocía a Sarel y sabia que no ordenaría que nos atacaran sin razón, pero también era una forma de hablar con mi hermana sin interferencia de terceros, así que lo acepte y me ofrecí a ir.
Pero había problemas con mis acompañantes.
No me podía llevar a Mia, pues podría llegar a caerse del lobo y no quería correr ese riesgo, así que ella debía quedarse con alguien que la cuidara. La pequeña se llevaba bien con Suzanna y Fili, pero solo porque ellos se comportaban como niños. Dejársela a esos dos estaba fuera de cuestión.
De ahí a las únicas con quienes se sentía a gusto y en quienes confiaba eran Yunei y Karla. Pero Karla nos acompañaría hasta casi llegar al pueblo, de ahí ella y el gran lobo regresarían al lado de la princesa, ya que se habían ofrecido a protegerla, lo que hacia que Yunei fuera la única cualificada para estar al lado de Mia. Por tanto, ni la elfa, ni la demonio podían acompañarme.
Xi dejo claro que no se movería del lado de Farenis y Fili debía conducir el carruaje, así que solo quedaban Sarah, Nierya y Suzanna.
Aparte de Sarah, ninguna opción era buena. Y lo peor es que ella y Nierya no podían dejar a la princesa al mismo tiempo, por lo tanto lo decidieron con una apuesta. Cual era, no lo sé, pero, por desgracia, Sarah perdió.
En serio que pésima suerte había tenido.
Suspire al recordarlo. Al menos había descubierto algunas cosas interesantes en el trayecto que me hacían reflexionar y así distraerme de mi suplicio, mas específicamente sobre Fili.
Y es que el chico era un genio para construir cosas, en mi otro mundo incluso podría haber sido un ingeniero magnífico. Claro que todo lo que hacia era para complacer a Suzanna, pero no quitaba que fuera un genio. Hizo, casi sin que le tuviera que explicar como, un aparato que Suzanna utilizaba para arrojar mis piedras grabadas con runas que explotaban al impactar, casi como si fueran granadas.
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Theria Volumen 4: Los revolucionarios de Mirie
AventuraPara proteger a Mia, Hill tiene la obligación de sacar a la niña del pais en guerra de Ulien, sin embargo, por circunstancias imprevistas, se vera forzado a ayudar a la princesa Farenis a llegar a Mirie para, con la ayuda de Tailbert Kaleisis y Juli...