Las calles estaban sumidas en una completa oscuridad. Antes, en los buenos tiempos cuando no sabia nada de los dioses y era feliz, solía pasear por ellas y observar luces mágicas que iluminaban la negrura de una forma muy bella. Ahora se habían ido.
La única luz que se podía observar venia de un bar cercano, anteriormente conocido como el gremio, donde un puñado de soldados de la facción del príncipe bebían y festejaban el haber tomado la ciudad para su señor y por las recompensas que se les darían.
Me encontraba oculto en un callejón cercano a ese bar, esperando a que uno de ellos saliera solo, cosa que hasta el momento no había ocurrido, siempre lo hacían en grupos, como si en el fondo temieran que alguien los estuviera cazando. No se equivocaban, pero vaya que me dificultaban el trabajo.
—¿Qué pasa? ¿Ya? —pregunto Sarah detrás de mí, quién se notaba estaba un poco somnolienta y cansada de esperar.
—No, de nuevo es un grupo —respondí, también algo hastiado ya.
No era casualidad que fuera a mí a quien hubieran mandado ahí, no.
—Esto es extorsión —me queje.
—No, es un intercambio —respondió una voz desde mi bolsillo, que se había iluminado tenuemente.
Para estar al tanto de la situación, el resto del grupo se comunicaba conmigo a través de la esfera de comunicación, más sin embargo, yo hubiera preferido que viniera uno de ellos en mi lugar. Hacia frío, tenía hambre y ver el gremio convertido en ese bar donde se reunían los malandrines me hacía querer vomitar.
—No te quejes, que Sarah también está ahí —me replico Nierya—. Además ya te dijimos que tenías que ser tú, de lo contrario...
—Sí, sí, ustedes podrían matar a alguien.
La misión era clara. Sarah y yo nos infiltraríamos en la ciudad, abordaríamos a uno de los soldados y, antes de que los demás se dieran cuenta, lo someteríamos y nos lo llevaríamos para interrogarlo. Como someterlo sin llamar la atención era un problema: Nierya era fuerte, pero sus ataques eran muy llamativos, Sarah los dejaba sin miembros y obvio gritarían de dolor. Xi podría golpearlos para que se desmayaran, pero si no media la fuerza o no lo haría bien y darían la alarma o lo mataría y ya no tendríamos información. Y De Karla y Mifi ni nos acordemos, si ellos van de cacería, dejar vivo al objetivo no era opción.
Lo que hacía que solo quedara yo, quien debía paralizar al pobre desgraciado que se convirtiera en mi víctima. Era sencillo, pero tedioso, si Farenis no se le hubiera ocurrido como extorsionarme, no lo habría hecho.
¿Por qué Yunei tampoco vino? Pues alguien necesitaba cuidar de Mia y honestamente, a excepción de Karla, no confiaba en los otros para una tarea tan importante.
—Es extorsión, lo repito —me queje ante la esfera.
—Lo siento, Hill, yo... —comenzó Sarah, pero la interrumpí.
—No te preocupes, no me refería a ti, sé que todo fue ideado por las arpías de tu abuela y Farenis.
—¿Arpías?
—Nada. —Cierto, que en este mundo no existen, bueno, creo que fue algo bueno que no entendiera el insulto—. Espera... ¡Ahí!
Al fin uno de aquellos sujetos salio solo. Hicimos lo que teníamos planeado, arrojé un pedazo de metal cargado con suficiente electricidad para paralizarlo, luego corrimos hacia él y Sarah nos transporto a la base. Todo limpio, algo bueno porque últimamente nuestros planes como que fallaban demasiado y odiaba improvisar, bueno, realmente no, pero sí era un poco tedioso hacerlo cuando moría de hambre.
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Theria Volumen 4: Los revolucionarios de Mirie
AdventurePara proteger a Mia, Hill tiene la obligación de sacar a la niña del pais en guerra de Ulien, sin embargo, por circunstancias imprevistas, se vera forzado a ayudar a la princesa Farenis a llegar a Mirie para, con la ayuda de Tailbert Kaleisis y Juli...