XLI

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–¡Reiji, te ordeno que me digas dónde se llevó ese estúpido de Ruki a la prometida de mi hijo!– el pelirrojo dijo muy molesto.

Reiji solo rodó los ojos con molestia, y se dió media vuelta.

–No irás a ningún lugar–el hijo de Ayato le detuvo por el brazo.

–Es mi hija, ¡Yo estoy mas preocupado por ella que tu!–se soltó de su agarre– Además, creo que él es mas responsable para cuidarle.

–Pero, ¿Por qué él?– Ayato agitó los brazos desesperado–¡Sabes que ese Mukami es un perro!

–Pero también sé quién es mi princesa–sonrió indiferente y se teletrasporto a su despacho.

Allí se encontraba, Scarlett sentada en su sillón cruzada de brazos.

–Reiji–dijo ella provocando un susto al vampiro, sacándole de sus pensamientos.–¿Y Beatrix?

–Te extrañé demasiado– él se recargó sobre los brazos del sofá y se acercó feroz a sus labios.

–Te hice una pregunta, Reiji– la mujer se apartó.

–Ella está bien.

–¿Pero dónde está?·insistió ella, a lo que Reiji se alejó molesto.– ¿Está con Ruki?

Al hombre le costaba admitir que a quién días atrás había odiado por tocar a su hija, ahora la tenía bajo su cuidado.

–Reiji...

–Si, está con él, pero....

Ella se levantó con una sonrisa.

–¿De qué te ríes?– dijo a su mujer, la cual le abrazó por la espalda y le dió un beso en la mejilla.– Te hice una pregunta, Scarlett.

–Pues de de tí.– dijo con descaro.

–¿Y que es tan gracioso?

–Que el lugar seguro para ella, es donde menos deseabas que estuviera– ella besó su cuello.

–¿Sabes que no es de una dama burlarse de su marido, cierto?– Reiji cambió su tono de voz, y se giró hacia ella para abrazarla.

–Lo sé– Scarlett dejó un beso el sus labios, mientras jugaba con su cabello.

–De verdad te extrañé bastante, y necesito relajarme, así que vamos a otro lado– Dijo contra su boca, mientras ella le quitaba los anteojos.

–¡Padre!– la puerta del despacho fue abierta por Eugenius.

–¿Nadie tiene modales en esta casa?–exclamó Reiji.

–¿Que quieres Eugenius?–dijo ella.

–Ayato y mi tío no quieren partir a su casa, incluso Tío Raito se ha ido con su mujer, y también Shin, pero ellos insisten en que no se irán hasta que Beatrix vuelva.– dijo el chico.

–Pues diles que dejen de molestar, y que es mi mansión, y mi hija, y yo soy quien toma las desiciones – respondió el padre.

–Pero....

–Pero nada, ahora ¡Largo!– él señaló la puerta.

El chico salió rápidamente.

–Ahora, ¿En que nos quedamos?– preguntó sensual a su esposa, y se teletransportaron a su habitación, donde las cosas se calentaron más.

Hola chicas, perdonenme la vida, aquí está el nuevo capítulo después de mucho.

Ratón de Biblioteca ★2★ [EN HIATUS]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora