Ratón de Biblioteca ★2★ [EN HIATUS]

XLIV

–Eugenius, ¿Crees que Beatrix me está engañando con Ruki?–preguntó Ayato sentándose en la cama de su primo repentinamente.

–¿Qué haces aquí?–el de lentes que jugaba en la pantalla de su PSP en la orilla de su cama.–Que puedas hacerlo no te da derecho a aparecer nada más porque si.

–¿Crees que Beatrix me está engañando con Ruki?–el de lentes despegó la mirada de su videojuego.

–¿Quieres que te responda como su hermano, o como tu amigo?– dejó a un lado su aparato.

–Dimelo como el futuro consejero real.–respondió el pelirrojo.

–Como el consejero real te diría que ella es la reina y puede hacer lo que le plazca. Y como su hermano que la conoce.... Mejor te respondo como tu amigo.

–¿Y qué opina mi amigo?–se acercó a él con una ceja alzada Ayato.

–Que aún no estás casado, que disfrutes de tu vida en el instituto.

–¿Si me está engañando, verdad?

–Si–dijo Eugenius con un suspiro, tratando de no herirlo –Aunque técnicamente no te está engañando, lo has sabido todo el tiempo.

–Entonces yo puedo ir con la chica que me gusta del colegio.–fue como si sus ojos se iluminaran, incluso el otro chico se desconcertó.

–A ver si entiendo bien ¿Para eso querías saber?

–¡Si! Bueno, no es que no quiera a tu hermana, pero si ella no me quiere, al menos quiero disfrutar mientras me caso con ella.–trató de excusarse.

Ese chico era bastante extraño, era igualito a su padre, pero para su tristeza, Beatrix no era como su madre Yui.

Ayato besó las mejillas de su primo.

–¡Gracias por ser sincero!

–Pero si nuestros padres se enteran, te va a ir mal...

–Lo dices porque tu no tienes que casarte para la eternidad con alguien que no está enamorado de ti–se tiró de espaldas en la cama.

–Ese es el precio del poder, Ayato-sama– dijo con sarcasmo.

Ayato le lanzó un cojín, y los chicos terminaron con una pelea de almohadas como los adolescentes que eran.

Mientras que Beatrix buscaba ser la mujer de un hombre mayor, aunque desde niña había sido más madura que ellos.

El castaño y Shū miraban como Beatrix trataba a Ruki sin decir nada, en verdad esa chica estaba enamorada del azabache.

Mientras él preparaba algo para picar, ella se sentó sobre la mesa de la cocina con las piernas cruzadas y le robaba los ingredientes, para luego dárselos en la boca, sin embargo él no le seguía el juego, pero tampoco le reprendia

¿Acaso no veía que le estaba coqueteando? O ¿Se retraía por la presencia de ellos?

Shū se levantó del sofá donde estaba y fue hasta la cocina.

–Beatrix, ¿Podrías salir un momento? –Dijo el rubio a la joven

–Ya no soy una niñita, para que me mandes a mi habitación.

–Pero soy el rey, y debes acatar mi voluntad.

–Haz caso, Beatrix– le dijo Ruki, a lo cual ella salió y fue con Yuma y Betty a regañadientes.

–¿A qué vinieron? ¿Veniste a pedir la mano de mi hermano?–cuestionó el ojiazul mientras secaba los trastes.

–Ayato ha estado importunandome. Está furioso contigo porque tienes a la prometida de su hijo.–el rey se sentó en un banco del desayunador y se recargó en sus brazos.

–¿Y yo qué puedo hacer? Reiji me encargó ésto.–Ruki dejó el trapo a un lado y se recargó en la barra.

–Sabes a lo que me refiero. Si no vas a corresponder a las insinuaciones y coqueteos de mi sobrina, hazla entender, porque una vez casada, si que te meterás en problemas si ella se involucra contigo. Y si no, dale de una vez por todas lo que ella quiere, antes que sea tarde.

–Tomaré en cuenta tu consejo–respondió con una finjida amabilidad.

Shū se levantó y fue hasta la puerta.

–Yuma, vamos– el nombrado tomó la cadena de Betty y se fue con el rubio.–No es sólo un consejo, Ruki, es un mandato real.

Shū y sus acompañantes desaparecieron del lugar, no quería volver a toparse con el mocoso molestoso de la recepción.

–Beatrix, ven a cenar...–dijo Ruki aún pensando en las palabras de Shū.

Hola chicas perdón por la tardanza.

Les quiero pedir que vayan al perfil de venusjekyll y se pasen por su historia El Suicidio de Armin Astor.