XXXIII

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En la camioneta la chica trataba de soltarse del amarre y la mordaza con que estaba presa, junto al otro vampiro.

–Si haces eso ajustarás mas los nudos –dijo Shin en voz baja-Quedate quieta.

Él trató de tomar forma de serpiente, para así soltarse, pero no pudo hacerlo, en la atmósfera del vehículo había algo que se lo impedía, de igual forma, ella trató de convertirse en murciélago, pero no lo consiguió.

–Mejor trata de acercarte a mí- pidió el de parche –Para poder desatar la mordaza.

-"Si, ¿como piensas hacerlo?"-pensó Beatrix.

–Con la boca, preciosa....–dijo Shin.

–"Maldito, tú puedes...".–hizo una rabieta.

–Si no lo recuerdas, somos VAMPIROS-el joven se acercó a su nuca y desató el nudo con sus dientes.

–¿¡Viste todo lo que pensé!?-exclamó ella al ser liberada su boca.

–Callate, o ya veré la manera de volver a cerrarte la boca –le silenció-Nos van a descubrir. Y si, si lo hice-sonrió.

–Eres un idiota. Ahora desata mis muñecas.

–Lo haría si no estuviéramos contra la pared. Y tu también eres bastante atractiva~.

–Pensé que serías más decente –suspiró ella–Luces como todo un caballero de la realeza.

–Lo soy, princesa. Soy Tsukinami Shin, legítimo heredero al trono ahora que mi hermano está muerto.

–Así que esa es la razón por la que me prohibieron acercarme a tí..... Porque eres el causante de lo sucedido hace años.....

El automóvil se detuvo y se escuchó al conductor hacer una llamada.

<Maldita sea, Tougo, responde al estupido Teléfono>

–Es muy malhablado para ser clérigo-dijo la chica-y al parecer, no sabe de la muerte de mi abuelo.

<Responde, bastardo o tendré que deshacerme de tu preciosa nieta.

Volvió a subir a la furgoneta y azotó la puerta.

–Beatrix, ese hombre no es un simple sacerdote-Shin le observaba –Es un cazavampiros, y es el padre de Yui.

–¿Y que deuda tiene con mi padre y con KarlHeinz-sama? Aparte de haberle quitado a Yui-san.

–Preciosa, parece que has vivido como una Rapunzel. Él fue el responsable de la muerte de Beatrix tu abuela, y de Eugenius, tu otro abuelo.

–¿Y? Se supone que hacia su trabajo ¿no? Matar a cualquiera que pase por su camino.

–Reiji mandó matar a su propia madre, y, KarlHeinz mandó matar a Eugenius.

–Mi padre no haría eso- negó la vampiresa.

–Lo hizo nena

Los ojos se le cristalizaron al oír eso.

Shin se compadeció de ella, era demasiado hermosa como para que estuviera triste.

Se acercó a sus labios lentamente y le dió un beso delicado, el cual ella correspondió

–Parejita....-un hombre abrió la puerta del vehículo

Ambos rompieron el beso y el hombre que a contra luz no se roconocía les comenzó a dasatar.

–Muevanse-ordenó.

–¿Richter...?-dijeron ambos a la vez.

–Solo cierren la boca y muevanse.

Ratón de Biblioteca ★2★ [EN HIATUS]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora