Day 3: vela

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La hermana Silen tomó la pluma y la mojó en el tintero. Dejó sin querer que una gota cayera en el papiro. Comenzó a escribir a la luz de las velas.

"Querido caballero cuyo nombre jamás olvidaré

Me duele informarle que el mago que envió a nuestra casa se encuentra muerto junto con mi hermana Lucilda. No sabemos la causa de tal profanación en casa de Dios, pero estamos rezando para que la luz nos guíe en estas noches tan oscuras. Señor caballero, agradecería que se pasara por aquí para ayudarnos a desvelar tal misterio. La sangre corre por estos pasillos. Y lo único que me ayuda para estar cuerda es saber que madre está bien, que mi hermano sigue con vida y que padre no ha perecido aún. Espero con ansias y desesperación tu vuelta

Silen"


Cuando acabó de escribir la carta, dejó la pluma de oca en el tintero y dobló con sumo cuidado el mensaje. Se puso en pie y, antes de salir de su celda, miró a ambos lados del pasillo por si había alguien que pudiera verla. Caminó apresurada por los pasillos sin hacer apenas ruido. Subió por los empinados y estrechos escalones que llevaban a lo alto de la torre de las palomas. Tomó uno de los animalitos y le susurró la dirección de su antiguo hogar.

Se asomó por la ventana por la que salían y entraban las palomas mensajeras para contemplar el cielo nocturno y ver cómo su mensaje estaba a salvo. Cuando se quiso dar cuenta, sintió el aire chocando en su rostro, la presión de la caída y el duro golpe que la mató en cuestión de segundos.

Desde lo alto, el fantasma de la hermana Lucilda la miraba con odio.



30 días escribiendoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora