La tormenta

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La tormenta se estaba haciendo presente, el fuerte viento golpeaba con fuerza las paredes de la pequeña casa, una cabaña en las afueras de la ciudad, el lugar apenas se sostenía de pie y ante la fuerza de la naturaleza parecía que se vendría abajo, las paredes de barro, carrizo y un poco de cemento luchaban por mantenerse firmes y el techo de paja y láminas empezaba a dejar caer gotas de agua, enfriando aún más el lugar.

Hinata sollozó, las cosas no debían ser así, cerró sus ojos inundados en lágrimas anhelando que cuando los abriera todo hubiera cedido, que aquel lugar aterrador hubiese desaparecido y ella se encontrara en un lugar seguro.

Los ojos cerrados se arrugaron cuando un fuerte dolor la hizo gemir, ella volvió a sollozar cansada, incrédula, miró el pequeño buró de madera vieja a su lado, más allá la hornilla y unos cuantos trastes y de nuevo el interior de la humilde casita.

Se llevó ambas manos a la tripa comprendiendo que se encontraba sola, había sido la última venganza de Sasuke, su última manera de castigarla y aunque finalmente lo aceptara nada se solucionaba, por primera vez en esos siete meses ella comenzaba a sentir rencor y rabia; y esos sentimientos no iban con su dulce personalidad, pero si no los sentía entonces no estaría cuerda y ella comenzaba a despertar.

Sasuke siempre la odió y nunca quiso darse cuenta de ello, nunca quiso ser un inconveniente para él pero siendo la hija del jardinero se encontró en el lugar menos indicado una noche donde el playboy heredero del imperio informático Uchiha estaba de fiesta.

Apenas tenía diecisiete, acomodaba las rosas del jardín trasero. Cuando escuchó los torpes pasos del guapísimo heredero, solo pudo sonreír y colorear sus mejillas de carmín. Él era once años mayor, con su pelo azabache cayéndole por el rostro, el cuerpo escupido en músculos y aquellos ojos negros enigmáticos, la sonrisa torcida que solía poner en el rostro y la indiferencia que siempre irradiaba se acercaba.

Sasuke conocía de su atracción, ¿quién no lo haría? Siempre fue tan transparente, y él en ocasiones se divertía con miradas y sonrisas que siempre le robaban miles de sonrojos.

Hinata ni siquiera se levantó del suelo y prefirió volver su mirada al barro. Sabía que desde el mes pasado Sasuke estaba teniendo demasiados problemas incluso para lidiar con sus tontos sentimientos, sus padres y hermano habían fallecido en un accidente aéreo y él se encontraba solo sacando todos los negocios y problemas que le quedaron con la muerte de sus familiares.

Cuando las manos del moreno tomaron sus hombros se sobresaltó, él cayó hincado detrás de ella suspirando con fuerza en su cuello y le tomó sus senos sin delicadeza. Por inercia gritó, él la calló besándola, la acarició y aturdida hubo un momento en el cual cedió; minutos después y antes de que ocurriera algo peor unos flashes rompieron el encanto y probablemente le bajaron la borrachera al azabache.

Aunque no pudo razonar tan rápido como atrapar al paparazzi, el alto moreno se irguió dándose cuenta de su error, observando con horror a la jovenzuela con la ropa desordenada y por culpa de la cual estaba a punto de ser condenado.

"Tenemos que casarnos antes de que el maldito reportero se le ocurra sacar una noticia de primera plana, maldición eres menor de edad"

A pesar de lo contrariado y contenido que se hallaba el Uchiha, Hinata fue incapaz de darse cuenta lo que estaba por venir, la palabra boda resonó con fuerza en la cabeza de la adolescente y de pronto se sintió en un cuento de hadas.

Hiashi, el padre de Hinata, no tuvo reparo alguno de permitirle casarse con su hija menor, después de todo recibió una generosa suma de dinero y qué podía pasar de malo porque su hija se casara con un rico heredero. Los abogados se encargaron de hacer parecer el matrimonio con semanas de anterioridad...

ONESHOTS (SASUHINA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora