El peso del pasado...

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No pasaban de las ocho de la mañana, sin embargo en la enorme cama de aquel departamento ella ya estaba sola, su desnudez la hizo aferrarse a las sábanas azules de algodón queriendo entrar un poco en calor.

El sonido de la ducha cesó y ella sonrió enfocando la puerta del baño abierta, esperando la figura masculina. No tardó más de dos minutos para que él apareciera con su increíble anatomía, más del 1.85 de estatura, su cuerpo lleno de músculos gracias a su profesión, el boxeo profesional. Y ese bello rostro lleno de perfección masculina, rasgos duros pero perfectos y simétricos, ojos oscuros tan negros y grandes como la noche, esos labios delgados, tentadores...

Los ojos negros se posaron en el cuerpo sobre la cama, ya estaba despierta, no le sorprendía, ella le sonrió tan dulce pero como siempre a pesar de los años juntos no pudo corresponder esa sonrisita llena de dulzura. Sin embargo la silueta llena de curvas lo atrajo a pesar de estar cubierta. Hinata tenía un cuerpo generoso, demasiado diría él.

-Buen día—Ella le susurró como siempre, él asintió yéndose al closet para tomar ropa.

-¿Irás al hospital hoy?—Regresó al notarla tan pasiva.

-No. Olvidé mencionarte que me cambiaron a la jornada especial.

-¿Qué quiere decir eso?

-Trabajaré fines de semanas y días festivos.

Él frunció el ceño y salió del closet con toda la ropa necesaria en sus manos.

-¿Por qué diablos?

-Quería pasar más tiempo contigo—Respondió con simpleza removiéndose en la cama.

-Sabes que entreno todo el día—Habló hosco arrojando la ropa en la cama, colocándose el bóxer negro, después el pants negro y la playera blanca simple—No me tendrás aquí de todas formas.

-Sasuke...

El simple tono le ayudó para adivinar qué diablos quería tratar, resopló tan fuerte que ella guardó silencio.

-No me interesa.

-Pero Sasuke, eso pasó hace tres años y yo...

-Si ya sé qué diablos quieres tú, ¿por qué no piensas en lo que yo quiero? Hace tres años te complací y no funcionó, esa es una señal.

Los ojos lunas de la peliazul en la cama se humedecieron y ella se sentó cubriendo sus lindos pechos con la sábana, después sonrió aunque amargamente.

-¿Te decepcioné verdad?—Cuestionó sin atreverse a mirarlo, recordando al hombre que cambió conforme asimiló la idea de su embarazo, mucho más dulce, tan diferente...

Lo recordó en las únicas dos ecografías que le practicaron, su impacto en la primera cuando escuchó el latido del bebé que crecía en su vientre, las cosas que compraron juntos aunque era demasiado pronto, el primer trimestre no era cualquier cosa pero ambos corrieron, imaginando el bebé en camino.

Sasuke algunas veces se debatía si en deseaba un niño al cual enseñarle a boxear o una niña que pudiera mimar...

Cerró los ojos lunas alejando los dolorosos pensamientos.

Sasuke miró el pequeño cuerpo echo un pequeño ovillo sobre la cama, cerró los ojos también aunque con molestia, apretó la mandíbula, rememorando aquel día donde todo entre ellos cambió; él no estaba en casa porque estúpidamente creyó que detenerse en aquella tienda de bebés era lo correcto, se había equivocado, al llegar a casa encontró la catástrofe.

ONESHOTS (SASUHINA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora