La ligera molestia en su sien comenzaba a intensificarse, tal vez la luz blanquecina exagerada por las paredes del mismo tono lo estaba complicando. O quizá el molesto tono de voz chillón de su compañera de trabajo aunado a la ruidosa voz de Naruto, un tipo rubio, fortachón y excelente medico cirujano.
Se llevó sin darse cuenta un par de dedos a la sien intentando mitigar el dolor, sus compañeros de trabajo ni cuenta se dieron.
Igual que él, eran algo jóvenes para ser ya profesionales con especialidades. Quizá por eso sintieron cierta afinidad por crear equipo laboral.
Naruto posó por un momento sus ojos azules en él pero pronto lo ignoró siguiendo la plática del caso medico que comentaba con la cirujana cardiotorácica que los acompañaba, Sakura, una mujer algo hermosa, ojos jades, pelo teñido de rosa pero con un carácter de los mil demonios.
Hacían un buen equipo cuando necesitaban trabajar juntos, aún así a pesar de llevar conviviendo con ellos cuatro años, no podía considerarlos realmente amigos, ya no podía permitirse ese tipo de lazos. O quizá un castigo autoimpuesto.
Había sido un prodigio desde pequeño, poseía un intelecto que lo adelantó un par de años para su edad en el colegio y en algunas materias, tenía una familia adinerada y una madre amorosa y sobreprotectora, la misma que le heredó su belleza, un padre estricto que se comportaba muy distinto a su progenitora, y un hermano que daría su vida por él.
Unos grandes ojos oscuros, con espesas pestañas, una nariz perfecta, labios carnosos, piel blanca, y rasgos varoniles; siempre se aprovechó de ello, de su ingeniosa inteligencia para conseguir todo lo que quiso, incluso creyó que era capaz de controlar todo, de saber todo. Se convirtió arrogante al creer que poseía todo.
Su vida en cierto momento fue caótica, había ciertos espacios en blanco que tal vez selectivamente había deseado borrar, se graduó con apenas 22 años de la carrera de medicina, comenzó a especializarse en anestesiología, lo cual le llevaría solo tres años, pero en el último año, todo empeoró, ¿podría considerarlo malas amistades?
No, las malas amistades nada tenían que ver, ellos solo le sugirieron qué hacer para mantenerse despierto y para sentirse mejor, más no lo obligaron, él fue quién perdió el control una vez que probó. Ahora parecía todo muy lejano y tan cerca.
Sasuke metió las manos en los bolsillos de la bata blanca que portaba, obligándose a seguir el hilo de la conversación de sus colegas. Sakura discutía el esfuerzo cardiaco al cual se sometió el paciente y las posibles repercusiones, Naruto en cambio solo trataba de ver el lado positivo de haberlo intervenido.
Llegaron a unas escalerillas que los llevaría al primer piso, se dirigían hacia la cafetería. Pasos lentos, cansados...
-¡Papi!
El grito fue infantil, emocionado, completamente extasiado; enseguida la cabeza morena se giró hacia el lugar de donde provino. Un chiquillo de seis años de pelo oscuro, piel blanca y ojos grises lo miraba con una sonrisa de oreja a oreja, saludándolo con una de sus manitas.
Enseguida trató de borrar la perplejidad, y esbozó una sonrisa para corresponder la del pequeño, por un momento bajó un escalón, luego se detuvo en seco; prestando atención en la bella peliazul con cabello corto al hombro, sosteniendo la otra manita del niño, ambos tenían los mismos ojos claros tan expresivos.
Ella seguía tan guapa, incluso mucho más, era una mujer tan sexy y elegante...
-¿Sasuke?—Naruto lo llamó perplejo al darse cuenta de la situación extraña.
No era para menos, él no hablaba realmente de su vida privada, ellos a pesar de ser sus amigos más cercanos no conocían al verdadero monstruo que podía ser, pero aquella peliazul, sí que lo sabía, no por nada acababa de ponerse completamente pálida, y ahora parecía temblar.
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ONESHOTS (SASUHINA)
FanficONESHOTS... ADVERTENCIA: Las siguientes historias tocan una temáticas fuertes (Violencia, violencia sexual, sumisión.... etc, etc), la mayoría de ellas incluyen Lemmon fuerte.... Si no te agradan esas temáticas será recomendable para ti que NO lo le...