Tattoo

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Con paso decidido entró al establecimiento, no serían más de las nueve y cuarto pero ella deseaba tener todo listo para cuando Kakashi, Naruto y sobre todo Sasuke llegaran. Revisó rápidamente los cubículos de cada uno para supervisar que no faltase un solo insumo, era parte de sus labores y aunque pudiese ser minúscula era importante.

Había conseguido el trabajo de su vida, desde que logró salir del orfanato siempre supo que quería trabajar en "Obito", el establecimiento de tatuajes más famoso de la ciudad. Sus tatuadores además de guapos tenían una técnica perfecta y siempre lograban obras que parecían, no, que eran arte.

Al llegar nuevamente a recepción echó un vistazo al gran espejo detrás de su escritorio de cristal. Kakashi tenía un gusto extraño, así que muchos espacios del lugar había espejos y cristal. Encontró su rostro un tanto sonrojado, y su pelo recién retocado de rosa con un color hermoso y brillante.

Ese día era muy especial ya que era su cumpleaños número veinticinco. Se había vestido con una minifalda de piel ajustada, una blusa negra de pronunciado escote y una chamarra ajustada de piel, junto a las botas militares del mismo tono y unas mallas de red.

Era un bonito lunes, un inicio de semana que debería ser estupendo en todo caso, ese día había reunido nuevamente su valor para confesarse. No iba a ser la primera vez que lo hiciera, ya lo había hecho anteriormente, aunque no de manera abierta y la diferencia en esta ocasión es que exigiría una respuesta concreta.

-Hola preciosa.

El saludo la desconcertó al encontrarse tan ensimismada en sus pensamientos, por la puerta entraban Kakashi y Naruto. El primero vestido de verde oliva y un cubrebocas oscuro, el pelo teñido de gris y no aparentaba en absoluto los cuarenta años que poseía. El segundo, el rubio, vestido alegremente de naranja y con un par de cafés de Starbucks en las manos.

-Toma preciosa y feliz cumpleaños—Sakura le sonrió enseguida, un tanto halagada que hubiese recordado esa fecha importante para ella.

Tenía casi dos años laborando ahí y desde un principio pudo darse cuenta que Naruto se sentía atraído hacia ella, era guapo no podía negarlo pero sus ojos jades siempre vagaron al enigmático Sasuke Uchiha, no fue solo por su belleza masculina o lo varonil que podía resultar su personalidad, de eso estaba segura ya que a pesar de no recibir nada de su parte, su amor solo crecía.

-¿Qué hay para hoy?—cuestionó Kakashi con gesto cansino.

-Va a tener un día ajetreado, tiene una cita a las diez de la mañana y no tendrá descanso hacía las dos de la tarde solo de media hora para que pueda comer algo—Informó feliz de poder brindar información.

-Estaré dentro.—Comenzó a caminar hacia su oficina cuando se detuvo en seco—Sasuke, no ha llegado aún, ¿cierto?

Sakura negó enseguida con la cabeza, y el rubio sonrió zorrunamente. Kakashi entró en su cubículo sin prestar más atención.

-¿Qué ocurre?—Cuestionó sin poder ocultar la duda.

-Hicimos una apuesta. La vez pasada Sasuke regresó con un humor de perros, él dice que regresará feliz yo digo lo contrario...

Naruto guardó silencio ya que la puerta volvió a abrirse mostrando un cuerpo alto y atlético.

El corazón de Sakura latió precipitadamente, había esperado todo el fin de semana para volver a verlo.

Naruto en cambio borró su sonrisa por la expresión del moreno, él había perdido la apuesta, debió haber sido más listo, solo se trataba de analizar a los implicados y sería pan comido pero optó por lo estúpido, acababa de perder quinientos dólares.

ONESHOTS (SASUHINA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora