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Leopold    

El despertador sonó como todas las mañanas, sacó uno de sus brazos de debajo de las mantas para apagar la alarma y pudo sentir el aire frío de invierno sobre su piel, se talló los ojos y se sentó en la cama con pereza. Hacía mucho frío, deseaba quedarse en cama, pero sabía que su primera clase era con uno de los profesores más estrictos y que llegar tan solo un par de minutos tarde significaba perder la clase por completo y por supuesto Leopold Stotch no estaba dispuesto a quedar mal.

- Vamos, solo queda esta semana antes de vacaciones – se dijo y salió al fin de la calidez de la cama para ir a darse un baño, luego se vistió y colocó un abrigo. Miró a su compañero de cuarto, notó que aun dormía plácidamente – que envidia – dijo esbozando una sonrisa antes de tomar su mochila e ir al comedor para desayunar.

Desde hace tres años esa era su rutina, se había mudado a los dormitorios de la universidad luego de su ingreso, aunque la decisión no fue bien recibida por su padre al comienzo este terminó aceptando. Estaba realmente feliz con su nueva vida y en la universidad todos eran bastante amables, además en ella se había reencontrado con alguien a quien creía no vería jamás, un chico que conoció años atrás en un campamento de verano y con el que había intentado mantener una relación. Era sorprendente, a pesar que en aquella época las cosas no habían salido bien ahora podían llevar una relación normal, claro, siendo cuidadosos de no exponerse demasiado, pues como en muchas partes aun había personas que no veían con buenos ojos una relación entre personas del mismo sexo.

- ¡Bradley! – le llamo en cuanto le divisó en una de las mesas con un chocolate caliente entre las manos, de inmediato se le acercó y se sentó frente a él para regalarle una sonrisa – buenos días, ¿dormiste bien? Anoche dijiste que tenías un trabajo por terminar.

- Buenos días Leopold – le devolvió el saludo a su novio con una sonrisa y acaricio su mano cuando este la apoyó sobre la mesa – dormí poco la verdad, pero el trabajo está terminado, ahora podre quedarme tranquilo y descansar cuanto quiera en la tarde. ¿Qué hay de ti?

- Yo dormí muy bien, gracias por preguntar – comentó y se levantó un momento a comprar un chocolate caliente y un sándwich, en cuanto los tuvo en mano volvió a la mesa para comer.

Habló de algunas cosas con su novio y de lo que haría cada uno al terminar el semestre, luego cada quien retomó su rutina en la universidad por separado. El resto de la semana pasó sin novedad, el joven rubio termino todas sus clases con buenos resultados por lo que sus vacaciones las comenzó sin preocupaciones.

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Noche buena había llegado y todos corrían por la ciudad de un lado a otro, Leopold era uno de ellos, el joven se reunía como todos los años a pasar aquella velada solo con su padre. Su madre hace tiempo y para desgracia de ambos había fallecido y no era un tema del cual hablaran, pero su ausencia si era un motivo para que el joven Stotch se comprometiera siempre a hacerle compañía a su progenitor en aquella fecha.

Había preparado la cena como todos los años, algo simple, pues un pavo sería demasiado para llenar solo dos bocas, un postre casero y algunas ensaladas para acompañar, casi todo estaba en la mesa cuando su padre se acercó animado a observar la decoración, entonces su comentario inquietó al más joven, había olvidado el ponche. Salió a toda prisa luego de colocarse el abrigo y buscó una tienda que aún continuara abierta, recorrió un buen tramo hasta dar con una y entró a comprar, buscó entre las estanterías y pudo ver una caja solitaria de ponche en ella, la tomó y observó por todos sus lados, no parecía rota ni pasada de la fecha, sonrió aliviado y fue con el cajero para pagar.

Mientras esperaba en la fila que acabaran de atender a las personas que estaban primero su celular sonó, lo sacó del bolsillo y miró la pantalla, era su padre, contestó la llamada y se colocó el aparato al oído.

13 HorsesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora