Marjorine

Caminaba con calma por los pasillos del hospital, se había enterado del accidente ocurrido en el pueblo donde su amigo Cartman se había visto envuelto, resultando gravemente herido y aunque estaba fuera de peligro no había recuperado aún la conciencia.

Se acercó a la recepción y sonrió a la enfermera sentada ahí, preguntó por el chico y la mujer luego de revisar unos momentos en la computadora le indicó el piso y el número de habitación, entonces, luego de agradecerle se dirigió al lugar indicado.

En sus brazos llevaba un ramo de lirios naranjas, las aferraba contra su cuerpo, cuidando de no dañarlas, con el propósito de que su amigo supiera en cuanto despertase que tenía su apoyo y sus mejores deseos y supiera que en todo ese tiempo ella le visitaba, esperando que abriera sus ojos. Esa era la forma de expresar el amor que le tenía, porque no le importaba que fuera alguien más interesado en su propio bienestar, para ella, Eric era un hombre admirable, pues, les demostró a todos que podría cambiar su apariencia física si se lo proponía, y vaya que había obtenido resultados, ahora era muy apuesto, aunque con ello, su ego se hubiese inflado aún más.

Se detuvo frente al cuarto dónde se encontraba su amigo. En la puerta, se podía leer un pequeño letrero con el nombre de "Eric Theodore Cartman" en ella, suspiró antes de entrar a la habitación privada, se acercó a la ventana y acomodó las flores a un lado, luego tomó el florero de cristal y le colocó agua y comenzó a poner una a una las flores dentro mientras tarareaba una suave melodía.

- ¿Cómo te sientes hoy Eric? – preguntó en tono suave y se sentó junto a la cama para acariciar sus cabellos – me enteré de lo sucedido – comentó titubeando – deseaba estar a solas contigo – habló soltando una risa corta y tranquila – no sabes cómo me gustaría que me vieras en este momento, que observaras en la mujer que me he convertido, una que podría haber sido digna de ti. – Acarició su mejilla y fijó su mirada en el rostro impasible de Eric – despierta pronto – volvió a articular palabra y se levantó de su sitio para acercarse y depositar un beso sobre su frente descubierta.

Años atrás.

La primera vez que vi a Eric fue cuando ingresé a la escuela del pueblo, él estaba sentado en la segunda hilera hacia la izquierda hablándole a los chicos delante de él, cruzamos miradas unos segundos y luego volvió a su charla, no parecía interesado para nada en lo que el profesor decía acerca de mí, en realidad nadie ahí parecía interesado en algo más que no fuera el tiempo que faltaba hasta el receso. Caminé hasta uno de los pupitres vacíos cuando me lo indicó el maestro y tomé asiento, también estaba en la segunda hilera, pero a un par de sitios de él, justo tras un chico de naranja, era un buen lugar, tenía vista perfecta del pizarrón y podía escuchar con claridad las clases, e incluso las conversaciones a escondidas de mis compañeros.

Durante en receso guardé algunas cosas en el casillero y fui al exterior, había niños corriendo por todas partes, otros charlando o discutiendo, miré a mi alrededor y noté un grupo de chicas jugando, me encaminé hacia ellas y pregunté si podía unirme, entonces me observaron de pies a cabeza en silencio.

- ¿Qué son esas ropas tan ridículas? – dijo una de las chicas, ante eso las que estaban a su alrededor solo comenzaron a reír. – Tú pelo es ridículo, ¿qué le paso? ¿acaso peleaste con el cepillo? – dijo otra, y poco a poco el resto se iba sumando a los comentarios.

"¿Qué hay de malo en mi aspecto?" me pregunté mientras miraba mi reflejo frente al espejo, mis ojos estaban algo enrojecidos, no había podido con sus duras palabras y opté por escabullirme hasta los baños, me convencí de que solo había sido un mal día, pero no era así, los días que siguieron fueron iguales, las muchachas se reían cada vez que pasaba junto a ellas de camino a las clases, también los murmullos de los chicos con poco tacto podía oírlos a la perfección, Cartman cada vez que tenía la oportunidad me decía que me quitara las ropas que llevaba puestas, que era una persona demente. Yo no comprendía que estaba pasando, de pronto simplemente me mantenían aislada de los grupos.

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