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Kenny y Leopold entraron al departamento arrastrando los pies, el viaje se había hecho tremendamente largo incluso luego de haberse turnado en la conducción, McCormick se dejó caer en el sofá soltando un suspiro, Stotch fue por un vaso de agua y notó sobre la mesa una pequeña nota de Karen, al parecer se estaba quedando con una amiga de la universidad por un proyecto y no regresaría hasta el día siguiente. Al comienzo Kenneth soltó un bufido, odiaba cuando la chica le dejaba notas en vez de llamarle, luego se calmó, le costaba trabajo aceptar que su hermana fuera lo suficientemente mayor para no estar pidiendo permiso, pero también agradecía ese espacio para estar a solas con el rubio.

- Tendremos tiempo para nosotros – comentó y dejó escapar un bostezo.

- Tienes razón, deberíamos descansar como corresponde, mañana será un día pesado con el resto, además sus vacaciones casi acaban, y aun no resolvemos este asunto – suspiró y miró en dirección al más alto, este no se movía, por lo que se acercó a verle y le encontró profundamente dormido, no pudo evitar sonreír e ir por una manta para cubrirle, acomodó un poco los cabellos que caían sobre su rostro y acarició su mejilla, Kenny se removió por el tacto, pero no despertó.

Luego de eso fue por ropa limpia y se metió al baño para ducharse, el agua caliente sobre su cuerpo le ayudó a relajar los músculos, era una sensación agradable, por lo que intentó alargar lo más que pudo aquello antes de cerrar el paso del agua. Tomó una toalla para secarse y se vistió. Al salir del baño fue a la cocina para preparar un chocolate caliente, la noche estaba bastante fría, hasta podía oír el viento arremeter con fuerza contra la ventana, se acercó a esta para asegurarse que estuviera con seguro y notó el cielo de un rojo intenso.

- ¿Es una tormenta? – Leo dio un respingo ante la pregunta inesperada y se volteó a ver a Kenny con el ceño fruncido, este no hizo más que reír y ponerse en pie para abrazarle por la espalda y besar su hombro.

- Lo siento, no pretendía asustarte, pero te veías encantador, si no preguntaba algo me habría quedado embobado observándote.

- Kenny, ¿qué clase de sentimientos tienes por mí? – dejó escapar aquellas palabras con un tono suave y relajado, no le preocupaba realmente la respuesta que le diera, pero quería tener claros los motivos del más alto para que quisiera estar en una relación.

- Es cierto, nunca hemos hablado de nuestros sentimientos abiertamente, quizá este sea el mejor momento para saber que sientes tú por mí, porque yo tengo bastante claro que te amo – habló decidido, no se iría con titubeos, sería claro en decir lo que sentía, estaba completamente enamorado de ese sujeto.

- Sin una pizca de duda – acarició las manos de Kenny que descansaban sobre su ombligo y le miro a través del reflejo de la ventana, su expresión y sobre todo sus ojos mostraban lo convencido que estaba de sus palabras. – Yo estuve un poco confundido al comienzo y también un poco asustado, no porque fueras a lastimarme, más bien porque no recordaba, no recuerdo cómo es que empezamos a ser novios, ¿pero sabes una cosa? Aquella tarde cuando bailamos me di cuenta de algo importante – sus labios se curvaron en una sonrisa amplia y se giró para quedar de frente al más alto, de esta forma sus ojos grises se encontraron con los azules de McCormick. – No me importa realmente saber en qué momento iniciamos lo nuestro, lo que me preocupa es que termine y que tú no sepas lo que me has hecho sentir. Así que te lo diré ahora, sin titubeos, tal como me lo has dicho tú. Te amo.

Kenneth lo escuchó con atención, en sus labios se formó una sonrisa, estaba al tanto que a Leopold le gustaba y aunque deseaba saber más de los sentimientos de este no pretendía acongojarlo con sus dudas, sentía que hasta se vería demasiado cursi, no, él prefería esperar paciente a que el muchacho hablara de sus sentimientos por su cuenta, tal como había ocurrido en ese preciso momento.

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