Kyle se mantenía rebuscando entre unas viejas cajas en el ático, desde que habían comenzado la investigación los nombres de los chicos asesinados no dejaban de dar vueltas en su cabeza, sobre todo por el hecho de que Cartman hubiera estado con uno de ellos el día del ataque, ¿por qué estaría con un chico menor?, estaba seguro que si escudriñaba bien quizá en el anuario escolar o en sus viejas fotografías podría encontrar al menos una pista. Fue entonces que revisando uno de los álbumes de fotografías una vieja hoja doblada se deslizó al suelo, la tomó entre sus manos y la abrió para leer el contenido, sus ojos al instante se abrieron de par en par, en ella había un listado de nombres de un viejo campamento de verano, en el que había sido guía.

- No puede ser – susurro y rápidamente miró las fotografías del álbum, precisamente eran del campamento – debo enseñarle esto a los demás – sacó el teléfono con prisa y busco el número de Stan, pero se contuvo de marcarle, movió el dedo por la lista de contactos y llamó a Kenny.

McCormick se encontraba sobre el sofá de la oficina del taller mecánico mirando el techo, absorto en sus pensamientos, no podía dejar de repasar aquellas últimas palabras que salieron de su boca, ¿qué pretendía con eso? Se pasó las manos por el rostro y se levantó, salió de la oficina y miró el lugar completamente vacío. Su jefe había tenido que salir y su compañero estaba enfermo, por lo que debía cuidar el lugar y hacerse cargo de los clientes hasta que el dueño regresara.

Decidió que revisaría el último vehículo que había llegado, por lo que se dirigió a una de las repisas por unas herramientas, sin embargo, al acercarse resbaló con una mancha de aceite y su cuerpo se fue de bruces al suelo, al intentar detener la caída se sostuvo del borde de la repisa, grave error, pues parte de las cosas que tenían se fueron a tierra con él, entre ellas un maletín con herramientas metálicas que le dio de lleno en la cabeza. Luego de eso, todo se fue a negro.

- McCormick, despierta – le removieron y sus ojos se abrieron lentamente, sentía un fuerte dolor de cabeza, se llevó la mano al lugar, pero no notó nada extraño, entonces fijó la mirada a quien le hablaba – ¿Leo? ¿qué haces aquí?

- Vine a que le dieras un vistazo a mi vehículo, está consumiendo más combustible de lo normal y no va a la velocidad que debería, ¿qué más? – alzó una ceja – y tú, ¿Qué haces en el suelo? Cuando te vi pensé que estabas muerto – murmuró y se puso en pie para extenderle la mano – levántate.

- Solo me resbalé – soltó divertido – lo revisaré, no te preocupes – tomó la mano de su compañero para levantarse, una vez frente a frente se quedó observando los ojos grisáceos de Stotch, eran lindos, siempre se lo habían parecido, aunque en ese momento los sentía diferentes.

De igual forma que se sentía observado por su amigo, Leopold miraba todas las líneas de su rostro, cada detalle de este, en especial la forma de sus labios, como amaba observarlos, como los deseaba.

- Si continúas mirándome así me veré en la necesidad de besarte – habló firme y pasó el pulgar por el labio inferior de este.

- No serías capaz – comentó mientras tomaba la mano que le acariciaba, luego le depositó un beso en la muñeca.

- Más te vale no ponerme a prueba Kenny – su mano libre la alzó para rodearle por el cuello y acercarse a este, a pocos centímetros de su objetivo.

Podía sentir el perfume del más alto tras ese overol impregnado de grasa, y le fascinaba, su amigo no se movía, estaba seguro que aún procesaba sus movimientos y sus palabras, eso le hizo sonreír, se acercó un poco más y al fin los brazos de McCormick rodearon su cintura, sus respiraciones a ese punto chocaban y las puntas de sus narices se rozaban.

Sus labios comenzaron a moverse sobre los ajenos, pronto se había convertido en una batalla por quien tomaba el control, sus respiraciones estaban agitadas y apenas se daban tiempo para recuperar el aliento. Kenny arrastró a Leopold al interior de la oficina y le apoyó sobre el escritorio, estaba tan concentrado en lo que hacía que ni siquiera tomó en consideración que si su jefe llegaba y lo veía dentro de su oficina terminaría en la calle. Para su buena o mala suerte el móvil sonando y vibrando en su bolsillo interrumpió su intenso beso con Stotch, este no hizo más que apartarse y relamerse los labios para instarle luego a responder la llamada. A regañadientes obedeció. Contestó la llamada y lo primero que escuchó fue la voz molesta, casi dando gritos de Kyle. Habló unos minutos con él y terminó la llamada dejando salir el aire de sus pulmones con pesar.

13 HorsesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora