Capítulo 1: Un pirata llamado Eustass Kid

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Una gran mata de polvo sale volando por el aire, provocando que la chica que estaba limpiando la habitación, sienta como le pica la nariz y comience a estornudar.
-¡Alguien debería haber limpiado esto antes...!-farfulla molesta.-¿Por qué siempre lo dejan todo para que lo haga yo?-se queja, a sabiendas de que nadie la va a oír.
Tama se ha convertido en una chica joven, trabajadora, obediente y tranquila. Nunca se mete en problemas y siempre está dispuesta a echar una mano a cualquiera. Es el orgullo de sus padres, que lucharon mucho y abandonaron su hogar para poder criarla en Bayamela, la isla con menos tasa de actividad criminal de todo el South Blue, lugar donde han encontrado una vida sencilla y pacífica, un sueño para ellos..., pero no para Tama.
A pesar de que ella intenta convencer a su yo interior de que en Bayamela es feliz y que nunca será más feliz que en ese sitio, hay algo dentro de ella que la inquieta y que de vez en cuando, en los momentos donde está sola y sin nada que hacer, le hace una pregunta: ¿tú quieres vivir en Bayamela para siempre y tener una vida normal, Tama?
Pero hay que callar a esa vocecilla. Sus padres han luchado mucho para que ella pueda tener esa "vida normal" que su interior se cuestiona tanto para ella, así que no puede decepcionarlos diciéndoles que quiere irse a ver el mundo o cualquier "tontería de esas que hacen los jóvenes" y que ella nunca, jamás, por nada del mundo haría...
-¡Achús!-El estornudo de Tama resuena por toda la habitación.-¡Maldita sea, cuánto polvo!
-¡Tama!-la llama, al oírla estornudar, su madre.-¿Sucede algo? ¿Estás bien?
-¡No, mamá, estoy bien!-le responde ella.-¿Qué quieres que suceda en un sitio tan aburrido como este...?-murmura, con un tono bajo para que nadie pueda escucharla. En su casa, quejarse de Bayamela es casi una blasfemia.
-¡De acuerdo!-le responde su madre.-Voy a ir a la taberna a ayudar a tu padre. En cuanto acabes, ven, ¿vale?-le grita desde la puerta principal.
-¡Muy bien!-le responde Tama.
Su madre se despide antes de salir, ella le contesta y continúa con su tarea.

Tama termina de limpiar la habitación. Ha llenado dos cajas de libros, ha abierto las ventanas para ventilar el cuarto, ha barrido el suelo, limpiado las estanterías, quitado las telarañas... Ha terminado. La habitación ahora reluce como los chorros del oro.
-Espero que esos invitados que vamos a tener sepan apreciar mi trabajo...-sigue refunfuñando. Mira el reloj de pared al que le ha dado cuerda y puesto en hora.-Ya es tarde. Comeré algo e iré a la taberna después-decide.

Los clientes habituales saludan a Tama en cuanto atraviesa la puerta. Ella les sonríe como respuesta y se mete detrás de la barra. Busca su mandil en la cocina, lo encuentra tirado sobre una silla, seguramente su padre lo movió de la percha; se lo pone, le hace el nudo a la espalda y se remanga para preparar los pinchos de esa tarde.

-¡Tama, una ración más por aquí!-le grita Seymour, un hombre de unos treinta años que va a la taberna todos los martes por la tarde y algún que otro viernes acompañado de dos amigotes del pueblo.
-¡Marchando!
Tama se apura en terminar los últimos pinchos y sale con tres para dejarlos en la mesa de Seymour y compañía.
-¡Ah, genial! ¡Tú comida es realmente fantástica, Tama! Tu marido será un hombre afortunado cuando te cases.
-Ese tipo de comentarios sobran, Seymour.-le replica Tama.-No tengo por qué casarme ni por qué cocinarle a "mi marido".
-¡Perdón, perdón! Yo solo quería halagarte...
-Pues la próxima vez halaga mi comida directamente, no mi género y sus tópicos, ¿quieres?
Tama regresa a detrás de la barra dejando a un confuso y sonrojado Seymour siendo burlado por sus acompañantes.
Es lo malo de vivir en un pueblo, que todos son tal y como se esperan que sean...-piensa, todavía molesta por el comentario del cliente, la joven.
De pronto, cierto chico joven y conocido en el pueblo por ser muy temeroso, entra en la taberna llamando la atención de todos al correr apurado hacia el padre de Tama.
-¡U-un pi-pirata...!
-Cálmate, Daniel.-le pide el hombre.-Aquí vienen muchos piratas. No es nada extraño.
-¡Pe-pero no piratas cómo este!-exclama el chico.
-¿Qué tiene este de especial?-le pregunta Tama desde detrás de la barra.
Daniel mira a la morena, alta y guapa chica, de ojos grisáceos hipnóticos y con un lunar en la mejilla derecha y una pequeña y casi invisible cicatriz en la ceja izquierda, la chica que le ha gustado desde que la conoció en el instituto pero que nunca se atrevió a confesárselo. Por una vez, ella parece interesada en lo que está diciendo.
-Tama no le sigas el juego...-le susurra su madre, dándole un suave manotazo en el brazo.
-Es un novato por el que piden 315 millones de berries. Su cabeza vale tanto porque es realmente peligroso, ¡incluso ha matado a civiles inocentes!-explica, asustado, Daniel.
-Tipos así han venido en otras ocasiones, muchacho. No pasará nada malo. Vendrá a recargar su Log Pose como todos-le resta importancia el padre de la joven camarera, tocándole el hombro al temeroso chico.
-¡No!-Daniel se aleja del dueño de la taberna y mira a su alrededor desesperado por compresión.-¡¿Es que nadie lo entiende?! ¡Estamos en peligro!
-Si es así, deberías ir a refugiarte, Daniel.-se entromete Tama, limpiando el fondo de un vaso con un pañuelo.-Mientras lo haces, yo le serviré una copa a ese pirata.
Las risas llenan el ambiente de la taberna y Daniel, viendo que no va a recibir ningún apoyo, sale corriendo del lugar gritando que él ya les ha advertido.

Pirata a la fuerza [Kidx(Personaje)]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora