33. '¿por qué nadie me dijo nada?'

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Tres meses, llevaba más de tres meses sin verlo y ahora estaba en un avión cometiendo la locura más grande que cometería por alguien jamás.

Después de las tantísimas horas de vuelo bajé y recogí mis maletas mientras mi cuello gritaba por la incomodidad producida por el viaje, estaba en Suecia en pleno verano así que el sol que pasaba a través de los paneles de vidrio del aeropuerto golpeó mis ojos en cuanto salí a la zona donde esperaban a las personas que recién habían llegado de viaje.

Un hombre de traje negro y lentes de sol tenía en sus manos un pequeño tablero con mi nombre escrito así que me aproximé hasta él.

-Hola, yo soy Elizabeth- le saludé y él sólo asintió y tomó mis maletas guiándome a un auto negro de vidrios tintados- que talante- susurré mientras me montaba al auto y él sostenía la puerta abierta para mí, le brindé una sonrisa y un agradecimiento y él simplemente cerró la puerta de golpe.

No sentí el viaje hasta la casa Odonel, simplemente me recosté contra el cristal y un momento después el señor 'no mereces que te hable' me avisó que estábamos en el lugar abriendo la puerta del auto y haciéndome ir de bruces al suelo, muy buena llegada Eli, entras de rodillas.

Al levantar la vista no vi una casa, vi un castillo o algo así, era una propiedad cercada e inmensa de diseño barroco todo de ladrillo y techos grises entre un paisaje urbano que lo hacía algo verdaderamente irreal, me levanté y limpié mis jeans mientras los guardias de la entrada me miraban y trataban de no reírse, yo como si no lo hubiera notado me enderecé y emprendí el camino a la entrada de la gran mansión mientras el hombre callado y serio me seguía con mis maletas a cuestas.

Iba a tocar la puerta cuando se abrió sola haciéndome tropezar pero no alcancé a caer ¿será que era una señal del universo de que algo iba mal? una mujer bastante seria me saludó y tomó la sudadera que traía en la mano antes de decir que le anunciaría al señor Odonel que ya había llegado, asentí y me apostille junto a la puerta abriéndola cuando alguien iba a entrar.

escuché a alguien en el pórtico y abrí la puerta desinteresadamente mientras dos personas entraban ¿qué pasa que se tardaba tanto el señor Odonel? seguro era complicado llegar de un lugar a otro en ese pedazo de lugar, ni siquiera sabía cómo llamarla.

-¿Elizabeth?- preguntó una de las personas que había entrado y yo reconocí su voz, era Connor.

-¡Hola!- lo saludé y me lancé a abrazarlo pero él no me devolvió el abrazo cuando alguien se aclaro la garganta y me aparte para ver a una chica finamente vestida sin dejar de mostrar su juventud, muy sutilmente maquillada y exudando dinero junto a él.

-disculpa pero ¿quién eres? ¿no debería traer uniforme?- preguntó.

-oh no, no trabajo aquí, estoy esperando al señor Darius, soy Eli- dije con una sonrisa tendiéndole la mano y ella pareció indignada.

-no seas grosera Aina- le dijo Connor y ella y solo me dijo su nombre de forma grosera.

-y ¿tu quién eres? ¿estudias con Connor?- pregunté tratando de ser gentil.

-soy su prometida- contestó ella enganchando su brazo con el de Connor que pareció incomodo y yo me sentí palidecer- llevamos casi tres meses comprometidos- agregó y a mí me entraron las nauseas y miré a Connor que me rehuía la vista.

-¡Elizabeth! has llegado- se emocionó el señor Odonel mientras me abrazaba como saludo y la chica Aina me miraba mal ¿a ella también la abrazaba?

-si... si señor, muchas gracias por recibirme mientras mi departamento está listo- le dije y Connor levantó la mirada como niña del exorcista.

-¿cómo va eso?- preguntó ¿asustado?

-Elizabeth inicia este semestre en tu universidad, se quedará nosotros un mes mientras su departamento está listo, espero que seas cortés con ella, nadie te lo comentó porque era una sorpresa- dijo él como si no notara que el ambiente era tan incomodo que se podía palpar.

-vaya sorpresa- dijo Connor.

-Elizabeth, veo que ya conociste a Aina, ella también vive aquí así que espero se lleven bien- acabó de condenarme el señor Odonel y yo empecé a preguntarme que demonios hacía allí sin pensar que alguien había decidido no contarme que Connor llevaba casi tres meses comprometido y yo ni siquiera me había imaginado que algo iba mal después de que me contestara un solo mensaje en más de noventa días... con razón había llegado de rodillas al lugar.

¡Hey Eli! ¿Que Tal Todo?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora