RECUERDAME

10. LA LLAMADA

David me llamó un sábado por la mañana, dos meses después de nuestra conversación y de que me dijera que necesitaba tiempo.

En dos meses no dio señales de vida, ni un mensaje, ni una nota, nada tan solo silencio.

Durante esos meses, me despertaba por las noches tras tener la misma pesadilla en la que me tiraban a un lago y las plantas del fondo me atrapaban y no me dejaban salir y que hacían que terminara ahogándome.

Me ahogaba el hecho de que mi vida se fuera a la mierda, de no entender que había estado haciendo durante todos estos años y cómo era posible que la persona en la que confiaba y amaba me traicionara y me dejara tan vacía.

Dude durante unos minutos si coger el teléfono o no, pensé incluso que llamaba porque quería volver a que todo fuera como antes. Que ilusa fui, David tan solo quería recoger sus cosas y dar un paso hacia delante sin que yo le acompañara y dejarme para siempre atrás.

-Diga?

-Hola Fabi, soy yo.

Su voz, sonaba segura, sin dudas firme y sin resentimientos.

-Hola David.

Por un momento estuve a punto de derrumbarme, de llorar como una niña pequeña, de dejar salir cada una de las llanteras que había estado reteniendo durante estos dos meses.

-¿Qué tal estas?

Como si eso le importara.

-¿Qué quieres David?

-Fabi necesito pasar por casa a recoger algunas cosas y había pensado llamar antes para no molestar.

-Puedes pasar cuando quieras. Tan solo avísame antes para estar en casa y abrir la puerta.

-En verdad, estoy en la calle en el coche, pero no me había atrevido a llamar.

-hasta el momento no me ha dado por comerme a ningún hijo de puta

Se hizo el silencio, quizás me había pasado un poco... pero qué coño, un poco se había pasado el que no había tenidos huevos para llamar directamente y afrontar lo que había estado planeando cautelosamente durante estos dos meses.

El timbre sonó y era él. Doy gracias a la vida de que el día anterior Bea se empeñara en que fuéramos a la peluquería y nos diéramos el homenaje de parecer divas y que a pesar de mi tristeza mis amigas jamás me hubieran dejado ser una muerta viviente.

Abrí la puerta y David aparecía delante de mis ojos. Estaba tan guapo y sexy como siempre, aunque bastante más delgado y su ropa era de aspecto mucho más juvenil que la última vez que lo ví o como mis retinas lo recordaban.

-Fabi...

No terminó de decir lo que tendría aprendido para decir, quizás porque le impacto que yo, con lo bipolar que suelo ser, con lo que me gusta montar un drama y lo frágil que le demostré ser durante años, seguía de pie, con los jeans que le encantaban y que de casualidad me había puesto aquella mañana y mi suéter semi transparente que Bea me regaló hacía unos días.. Mi look era sexy y atrevido y mi aspecto no dejaba intuir que llevaba sin dormir bien desde que se marchó.

-Puedes pasar David. Coge lo que necesites y márchate.

-Veras Fabi yo ...

Pensé que David iba a decirme que estaba arrepentido y que quería volver a casa y que todo volviera a ser como antes. ¿Pero realmente yo quería eso? Por supuesto que lo quería, quería que todo se quedara como antes, como al principio cuando preparamos todo para irnos a vivir juntos, como cuando entramos por primera vez en nuestra habitación.... Pero para que mentirnos, eso era complicado

-David, no estoy segura de que quiera que vuelvas por ahora a casa, no ha sido fácil los primeros días, pero ahora creo que es lo mejor.

No me dejó que terminara de darle la trola que me estaba montando para parecer fuerte y no dejarlo volver tan rápido.

-Veras Fabi, no es eso precisamente lo que quiero. Había pensado, que aún es pronto para tomar una decisión. En estos dos meses, me he dado cuenta de que no somos ya los que éramos y que las cosas que no van bien no mejoran con el tiempo.

Jaque mate. Me había metido una paliza y no me había enterado. Si ya me había matado antes ahora había venido a rematarme si aún estaba viva.

-Fabi mírate, estas más guapa ahora que cuando vivía aquí, es evidente que no te hago bien.

-David, deja de montarte películas y deja decorar las cosas como siempre haces para después soltar lo que has venido a decirme.

-Fabi he venido con el camión de la mudanza, me lo llevo todo. Dentro de dos semanas me instalo en Inglaterra con Marisa para empezar con nuestra oficina allí.

Me quede de piedra. Con Marisa... Nuestra...

-Es lo mejor Fabi, recogerlo todo de una vez, así no tendrás que verme más ni habrá nada aquí que te recuerde a mi

-Como si fuera tan fácil tener la memoria como la tuya y olvidarme de todo.

-Quédate el tiempo que necesites en la casa, ya después decidiremos que hacer si la vendemos o si alguno de los dos se queda con ella.

Me senté en el sofá porque me temblaban las piernas. Parecía estar soñando, esa pesadilla que durante todas las noches se repetía. El me empujaba a la charca, y me asfixiaba al no poder salir a flote.

-Recoge cuanto necesites, estaré en la azotea necesito tomar el aire...

-Adiós Fabi

Supe que ese Adiós era para siempre, que no volvería a verlo, o al menos no volvería verlo como el David que yo conocía.

Fue aquello lo que me hizo ver y despertar. Todo cuanto yo esperaba de él, había quedado en nada y yo ya no era una ficha indispensable en su vida.

Escuché desde la azotea como el cambión de mudanza se marchaba. . En aquel fin de semana derrame tantas lagrimas como pelos tengo en la cabeza, porque aún había una parte de mí que deseaba que no fuera cierto y que en una especie de milagro todo cambiaria. Pero nada cambiaria porque nada debía cambiar. ËL ya miraba con ojos diferentes desde hacía 5 años y no porque fuera por mi culpa como muchas veces me hizo creer.

En esa semana embale en cajas de cartón todos los enseres de mi vida y archive en mi memoria cada recuerdo con él. Era tal el dolor que sentía el ver partir al olvido tantos recuerdos, que me produjo tal tristeza que llegue incluso a vomitar amor.