22. A MIS ESPALDAS

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Así es como lo hizo David. A mis espaldas. David me quiso en un momento de su vida, pero desde el momento que decidió acostarse con Marisa dejo de quererme. Al menos como debía de hacerlo como pareja. El problema fue que mi hizo daño. Me engañó y me hizo a mi sentir culpable de muchas de las cosas que él hizo mal.

Marisa, como yo supe desde primera hora, era manipuladora, mentirosa e interesada. Lo utilizó y él se enamoró de ella.

Descubrió que Marisa estaba embarazada.

David, siempre se cuidaba muy mucho de no dejarme embaraza, no quería ser padre. Para él, el momento no había llegado. Su carrera. Siempre estuvo su carrera por delante de muchas otras cosas. Aunque a mí me hiciera ilusión ser madre, o casarme, o viajar... siempre estaba el y su carrera profesional. Su prioridad siempre fue el, aunque durante mucho tiempo el engaño que me producía el amor ciego que sentía por el, no me dejara ver la realidad paralela a mis ojos.

Con Marisa pudieron cambiar muchas cosas, pero estoy completamente segura que con ella las prioridades empezaban al igual por su carrera profesional, por él. Al menos eso era lo que yo pensaba, porque creía conocerlo.

Durante tanto tiempo juntos, aunque intentes engañar o ocultar las cosas, los pequeños detalles siempre salen a la luz y de una manera u otra finalmente se quedan los rescoldos de esa base que te hacen persona, que definen tu personalidad y queda con el culo al aire.

Eso es lo que yo sabía de David. Volvía por algo y no sabía porque. Aun me quedaría un tiempo para descubrir que era, aunque daba igual lo que fuese.

Mi vida empezaba a desmoronarse por algo que ya era efímero y tan solo yo era la culpable de no ver la realidad de mi vida y querer seguir engañada por algo que ya no existía o que quizás nunca existió.

Aquella noche que David y yo nos acostamos de nuevo, su móvil vibró en la mesita de noche mientras que el después del sexo inhalaba el relax del cuerpo. A diferencia de mí, el sexo me dejaba más vacía que antes.

Miré el móvil y teclee la contraseña que nunca cambió. Era Marisa quién escribió el mensaje y aunque lo supe en ese instante, me rodee de telarañas y coloqué de nuevo el móvil en la mesita. David me miró y no dijo nada. Ambos callamos y mi mundo, ese que sí quería al lado de Jaime comenzó de desmoronarse....

¿Y si te pregunta que fue?

Fue cobardía a no querer salir de ese confort de una vida pasada.

Cerré los ojos en un acto de cobardía. Los apreté fuerte y desee estar en otro lugar bien distinto en el me encontraba, con otra persona pero la realidad era aquella.

Me encontraba en aquella habitación con David, que al soltar el móvil de nuevo en la mesilla, se abrazó a mi espalda y me sentí vacía y sucia.

Aquello que durante tanto tiempo desee que pasara, estaba pasando y lo odiaba y me odiaba a mi misma por no tener el valor suficiente de salir de allí de aquella cama y de aquellos brazos y luchar por mi , por mi felicidad. Pensé en Jaime y me desumbé. Él una vez me dijo :

-La felicidad está dentro de uno, y no al lado de alguien.

-¿Es tuya? Pregunté

-No, es de John Lennon.

En aquel momento le dí gusto a mi ego, y lo dejé controlarme con su arma más poderosa, LA CULPA.

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