20.Luz (2ºparte)

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Cuando no encuentras ninguna sentido por el cual seguir amando, ningún motivo, ninguna razón.

 Cuando por algún pequeño y diminuto pensamiento te das por vencida e intentas dejar atrás tantos sentimientos por los cuales nunca has entendido porque seguías atadas a ellos si no esperabas nada a cambio...cuando todo eso sucede a tu alrededor, en tu cuerpo y en tu mente, de repente ajeno a lo que en verdad deseabas, algo que contradices lo que piensas algo que nuevamente es capaz de hacerte sentir de una manera diferente, algo que no es algo sino alguien.

 Alguien que se encarga de llenarte de detalles tan solo con hablarte, o llenarte de caricias tan solo con una mirada o una sonrisa. Nuevamente te sientes deseada y poco a poco el cariño empieza a florecer ¿será esto amor? Pensaba una y otra vez Luz, mientras que intentaba ignorar todas las llamadas de Carlos.

Estaba claro, se había colado de Carlos.

-Que ingenua he sido.

Se decía una y otra vez. La había engañado, tenía una familia, una mujer y una hija, y aún a pesar de haber visto la foto no pod'ñia creerse que Carlos fuera de esa clase de hombres, que prefiera cualquier cama a la suya.

Carlos, era protector con ella, dulce y con principios claro que demostraba una y otra vez.

Que bien sabía engañar pensó nuevamente, e ignoró de nuevo su móvil. Lo puso en silencio y lo guardó en su bolso. Ahora no era el momento. Ahora tan solo había un sitio donde debía de estar y era junto a su hermana.

De camino a su piso, para una ducha rápida y cambiarse de ropa para volver al hospital. Pensó en lo mismo una y otra vez. Estaba enfadada por lo que vió pero también por no plantar cara a los problemas y salir a hurtadillas de estos.

El caso es que sino afrontamos los problemas cuando debemos de hacerlo, finalmente estos nos esperan hasta alcanzarnos.

Al girar la esquina lo vió, sentado en el escalón de su portal... ¿desde cuándo estaría ahí sentado? Su aspecto denotaba cansancio y preocupación... Y el estómago se le hizo aún más pequeño.

Pensó en salir corriendo, pero ya era tarde. Él la había alcanzado con la mirada y era mejor afrontar lo que sucedía de una vez por todas...

-Hola Carlos.

Su voz sono pesada, triste.

-Luz...estaba preocupado. No has contestado a ninguna de las llamadas y te mandé mil mensajes...

-Carlos – Le cortó Luz antes de que siguiera con más reproches- , no es un buen momento. Tengo el tiempo justo para cambiarme y volver al hospital. Así que suelta lo que tengas que soltar y vete.

-¿Al hospital? ¿Que ha pasado Luz? ¿Por qué no me has llamado?

Se quedó pensado un momento, era evidente que no quería darle información de lo que ocurría. No había hecho falta llamarlo, tan solo con contestar a una de sus llamada hubiera servido.

-Carlos dí lo que hayas venido a decirme y marcharte.

Luz se volvió a sus espaldas y comenzó a metar las llaves en la cerradura del portal.

-Luz por favor dime que ha pasado? – Le dijo mientras le sujetaba el brazo que sujetaba la puerta del portal para poder girar la llaves.

-Oscar casi mata a Virginia de una paliza. Está ingresada en el hospital.

Le soltó sin respitar y sintió como por primera vez en mucho tiempo que necesitaba el abrazo de aquel hombre que le reconfortará. Que le diera calma en ese momento de arenas movedisas en que vivía. Pero la parte de su mente que la manteía fuerte, le recordó la imagen de una mujer y una niña pequeña y siguío hablando antes de que Carlos pudiese decir nada más.

-Mira Carlos, vi la fotografía que había junto al cestito en la encimera de tu cocina, no necesito que digas nada más porque la nota de detrás de la fotografía aclaró todas mis dudas.

Y sonó firme, y segura aunque por dentro estaba destrozada. Destrozada por lo ocurrido con Virginia, pero también por aquello.

-Luz por favor, déjame explicarme. Mi mujer es ...

-Carlos, cállate. Tu mujer es tu mujer como acabas de decir, y ella quizás ahora me dirás que no significa nada para ti. Pero el error es que tienes una hija y te olvidaste de mencionar ese pequeño detalle cuando lo único que te pedí fue sinceridad entre nosotros.

- Luz déjame por favor que te explique.

-No hay nada más que explicar Carlos. Lo comprendo todo a la perfección. Adiós

Y lo dejó allí, plantado con la puerta del portal cerrándose en sus narices. Mirando sus tobillos desnudos. Y recordó que con las carreras de la mañana olvidó los calcetines. Y se sintió una vez más patético, por no sabe hacer las cosas bien.


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