ROTO - YOONMIN +18

UNO

UNA VEZ ME PREGUNTÉ

SI EN ALGUIEN CONFIABA

NO PUDE ELEGIR A NADIE 

SOLO ME MIRÉ

[...]

BERET

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Las frías mañanas de marzo no eran nada agradables en la ciudad de Nueva York. Padres e hijos esperaban ansiosos que las puertas de la institución más prestigiosa de toda la cuidad les abriera el paso dándoles la bienvenida. La muchedumbre estaba cansada de sobarse las manos para darse calor y ocultar la cabeza en el cuello de los abrigos de piel.

A las ocho en punto el rechinar de las impotentes puertas se escuchó a lo largo de la sombría calle. Algunos adolescentes se sacudieron nerviosos y observaron a sus padres a través del rabillo del ojo con cierta ansiedad.

Para los niños de 11 a 12 años el primer día de clases solía ser el más complicado, por ende se lanzaban pequeñas miradas recelosas entre ellos, ya que la mayoría no se conocían.

La gente empezó a entrar con interés. Los padres querían saber en los bloques que sus hijos serian asignados y por lo menos conocer a la plana de docentes encargados del aprendizaje de estos. No depositarían la mitad de sus sueldos mensuales a una cuenta bancaria sin conocer los beneficios que esto acarrearía.

El director de la institución empezó con la introducción al nuevo año escolar. Soltó algunas chucherías con respecto al gran rendimiento académico y todos los logros que habían conseguido el año anterior.

Después de tanta palabrería ordeno a los alumnos de segundo que se metieran a las aulas correspondientes, que minutos más tarde se encargaría personalmente de darles algunos mensajes.

Los de primero se quedaron en el gran auditorio junto a sus padres aguardando impacientes y con los nervios carcomiéndoles la poca estabilidad que les quedaba. Los estudiantes hicieron una fila a petición del director, mientras este iba llamándolos por sus respectivos nombres.

—Queridos padres de familia, este año como se habrán dado cuenta tenemos sesenta alumnos activos. Estaremos trabajando en dos grupos A y B respectivamente, como les explicamos anteriormente estamos aplicando un nuevo programa para explotar al máximo los conocimientos de los estudiantes —El hombre alto con bigote por debajo de la nariz hablo inflando el pecho gradualmente.

Los padres asintieron con leves movimientos de cabeza, estaban convencidos de que habían elegido un gran centro de estudios para sus hijos.

—Por hoy los jóvenes serán introducidos en la institución, se hará un recorrido por todo el campus y se les mostrara los laboratorios de la secundaria. No tienen que preocuparse absolutamente de nada. Sus hijos están en buenas manos —El director se retiró del auditorio con aires de superioridad.

Las horas pasaron tortuosamente. El muchacho de cabellos rubios, cara redonda y labios abultados caminaba refunfuñando detrás de la multitud. Soltaba pequeños suspiros y bufaba cada vez que un insecto se atrevía a aparecer en su campo de visión.

—Este es el patio, como verán se puede hacer varios tipos de deporte. Ahí está la cancha de futbol, el de voleibol y el baloncesto. Por allá están las mesas de tenis, ajedrez y...